Mar 09.01.2007

EL MUNDO

Asediado por las muertes en Irak, mañana Bush anunciará su plan

El mandatario va a enfatizar que es primordial ponerle freno a la violencia. Los demócratas dicen que el electorado votó por la retirada.

› Por Rupert Cornwell y Kim Sengupta *
Desde Washington y Bagdad

Mientras el presidente George W. Bush planea enviar miles de tropas adicionales a Irak, nuevas cifras negras muestran que casi 23.000 civiles iraquíes murieron el año pasado mientras la violencia sectaria que devasta el país alcanzó nuevos niveles record, sobre todo en Bagdad. Según el último recuento de muertos, publicado por el Ministerio de Salud iraquí, las muertes se triplicaron entre la primera y la segunda mitad de 2006, de 5640 a 17.310. Según el ministerio, 22.950 personas murieron en total en 2006.

Pero incluso esa cifra es menor que la información recogida por las Naciones Unidas, que afirman que alrededor de 28.000 civiles murieron en sólo los primeros 10 meses del año pasado. Ambos cálculos palidecen al lado del de la revista médica The Lancet de octubre de 2006, que indicó que al menos 600.000 personas murieron violentamente desde la invasión liderada por Estados Unidos en marzo de 2003. Poner un freno a las muertes y restaurar la seguridad en la capital son los objetivos principales del esperado anuncio de Bush de mañana, de un incremento en las tropas norteamericanas en Irak de hasta 20.000 hombres –por los menos cinco brigadas de combate– del nivel actual de 145.000, así como también mil millones de dólares extra de asistencia económica.

La Casa Blanca ha pedido a las cadenas de televisión más importantes 25 minutos en la hora de mayor audiencia para el discurso, probablemente el más importante –y ciertamente el más difícil– de la presidencia de Bush. Al presentar “El camino hacia adelante en Irak”, ordenará un aumento de las tropas en el momento en que su popularidad se sostiene en un lamentable 30 a 35 por ciento, y sólo uno de cada 10 estadounidenses apoya enviar más soldados.

Mientras Bush completaba las preparaciones ayer, la Casa Blanca confirmó que nominaría a Zalmay Khalilzad, el embajador de Irak nacido en Afganistán, para servir como enviado de Estados Unidos en la ONU. No sólo los demócratas, que ahora controlan el Senado y la Cámara de Representantes, prometen combatir un incremento de tropas –posiblemente con una resolución parlamentaria específica–, sino que muchos comandantes militares también son escépticos. Indican que semejantes medidas ya se han intentado y han fallado, y afirman que más hombres en el terreno significará probablemente más bajas norteamericanas.

El lenguaje mismo subraya el problema doméstico que enfrenta la administración Bush mientras intenta vender su nueva política, comparada con la de un jugador que sube su apuesta cuando tiene una mala mano, antes que retirarse y cortar sus pérdidas –en el caso de Irak retirando gradualmente las tropas, como reclamaron los demócratas, algunos líderes republicanos y el informe del Grupo de Estudio de Irak publicado en diciembre–. La palabra “escalada” fue proscripta de entrada, ya que evoca la fallida guerra de Vietnam. El Pentágono y la Casa Blanca han hablado de “aumento”, implicando un incremento rápido y por un período corto.

Como sea que se llame, la política ya ha puesto a Bush en un curso de colisión con el Congreso, donde los demócratas dicen que la Casa Blanca está ignorando descaradamente el resultado de las elecciones de mitad de término de noviembre, en las cuales los votantes demandaron una retirada, y no más tropas en Irak. Bush está bajo mucha presión para especificar por cuánto tiempo y bajo qué condiciones estarán las tropas adicionales allí, después del hasta ahora fracasado intento de las tropas iraquíes de tomar la responsabilidad de la seguridad, especialmente en Irak.

Por otra parte, la voz del ex dictador iraquí Saddam Hussein fue escuchada ayer en una corte de Bagdad, en una grabación donde discute el gaseo de kurdos con su primo “Químico Alí” Hassan al Majid. “Los atacaré con armas químicas y los mataré a todos”, se escucha decir a una voz que dicen es la de Majid. “¿Quién va a decir algo? ¿La comunidad internacional? Otra voz, que dicen es la de Sa-ddam, responde: “Sí, es efectivo, especialmente sobre aquellos que no se ponen una máscara inmediatamente”. Los procedimientos de ayer comenzaron con el juez retirando oficialmente todos los cargos contra el fallecido presidente, incluyendo el de genocidio, en relación con la campaña de Anfal contra los kurdos, en la que murieron más de 100.000 personas.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Virginia Scardamaglia.

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