EL MUNDO › IMPONDRIAN UN PAQUETE DE SANCIONES POR 4000 MILLONES DE DOLARES
Un ojo negro para Bush desde Europa
La posibilidad de una guerra comercial entre EE.UU. y la Unión Europea despuntó ayer en el horizonte cuando la Organización Mundial de Comercio falló a favor de esta última en una disputa por los subsidios norteamericanos a sus exportaciones. Eso se traduciría en un golpe de U$S 4000 millones a Estados Unidos.
Por Heather Stewart
y Ian Black
Desde Londres y Bruselas
La amenaza de un paquete de sanciones por 4000 millones de dólares pendía anoche sobre Estados Unidos después que la Organización Mundial de Comercio dijera que su controvertido sistema de ventajas impositivas para los exportadores multinacionales violaba las leyes comerciales. Después de sufrir derrotas comerciales de alto perfil a manos de Washington, los funcionarios en Bruselas estaban encantados de que la OMC defendiera su caso en lo que podría ser la disputa comercial más cara de la historia.
Pascal Lamy, el comisionado de comercio de la Unión Europea, insistió en que Estados Unidos debe complir con las reglas de la OMC o enfrentarse a sanciones comerciales. “Ahora tenemos un fallo legal definitivo para el caso de las corporaciones de ventas al exterior –dijo Lamy en una declaración–. Estoy muy complacido de que la OMC haya confirmado lo que siempre creímos. Nos hemos propuesto manejar esta disputa de manera razonable. Ahora está en manos de Estados Unidos cumplir con el fallo de la OMC para arreglar este asunto de una vez por todas.” Lamy dijo que esperaba “rápidas” propuestas de Estados Unidos para resolver el desacuerdo de larga data sobre su esquema de corporación de ventas al exterior, que da miles de millones de dólares anuales en ventajas impositivas a los grandes exportadores norteamericanos.
El representante comercial estadounidense Robert Zoellick, que comparó la amenaza de represalia de la Unión Europea a “usar un arma nuclear” contra el sistema de comercio global, dio anoche un paso atrás con respecto a sus menciones a una guerra comercial a gran escala, insistiendo en que Estados Unidos cooperaría con la Unión Europea “para lograr resolver esta disputa”. “Esta es una disputa especialmente sensible que, en su núcleo, plantea una cuestión de equidad con respecto a la política impositiva –dijo Zoellick en una declaración–. Estaremos consultando muy de cerca con el Congreso y los intereses afectados de Estados Unidos respecto a los próximos pasos a dar.”
En Gran Bretaña, la Confederación de la Industria Británica pidió anoche a Estados Unidos que actúe rápidamente para detener la escalada del conflicto. “Este caso tiene una larga historia donde se unen los temas de comercio e impositivos –dijo Gary Campkin, el vocero sobre temas internacionales de la Confederación de la Industria Británica–. A no ser que prevalezcan la cabezas tranquilas, existe un verdadero peligro de daño significativo, no sólo a las relaciones transatlánticas sino a la OMC misma”, dijo. La próxima movida, que se espera para fin de marzo, será la reactivación del arbitraje de la OMC para decidir la cantidad de contramedidas que la Unión Europea tiene derecho a requerir. En 2000, confeccionó una lista de los productos de Estados Unidos a los que podría imponer sanciones, incluyendo animales vivos, maquinaria eléctrica, acero y aviones.
Washington ya rehizo su ley impositiva una vez, en un intento de evitar la disputa, pero la Unión Europea dijo que la versión enmendada de las medidas era tan objetable como la original. El conflicto entre las potencias comerciales data de 1971, cuando el esquema de corporación de ventas internacionales interno norteamericano fue declarado un subsidio ilegal de exportaciones; la Unión Europea llevó por primera vez el caso a la OMC en 1997. El fallo de ayer coincidió con una escalada de la disputa transatlántica sobre el acero, con Estados Unidos considerando si imponer o no una tarifa de protección para ayudar a los productores internos a sobrellevar la depresión económica global. Sin embargo, Bruselas descartó cualquier sugerencia de trueque entre ambos temas.
De The Guardian de Gran Bretaña Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.