EL MUNDO
Luche y vuelven los inspectores para disipar el clima de guerra
Saddam Hussein le dijo a un parlamentario británico que permitirá a los inspectores de armas de Naciones Unidas volver a Irak.
Por Ewen Mac Askill *
Desde Londres
El presidente de Irak, Saddam Hussein, ha señalado por primera vez, a través de un miembro del Parlamento británico, que está dispuesto a ceder a la presión internacional y permitirles a los inspectores de armas de la ONU que vuelvan a su país. Si este ofrecimiento se confirma, significaría un inconveniente en los planes de Estados Unidos de llevar adelante la acción militar con la que amenaza. El ofrecimiento de Saddam fue entregado al parlamentario del Partido Laborista, George Galloway, en la mañana de jueves en una entrevista que mantuvieron cara a cara en un bunker de un lugar secreto, dentro o fuera de Bagdad. Galloway dijo a este diario que éste y otros gestos diplomáticos de Irak, aunque sean dudosos, deben ser bienvenidos.
La ONU, con el apoyo de Estados Unidos y Gran Bretaña, ha estado ejerciendo presión sobre Irak durante más de tres años para que ceda con respecto a las inspecciones de armas, interrumpidas en 1998. Estados Unidos cree que Saddam haya aprovechado la ausencia de inspectores para desarrollar armas de destrucción masiva y está amenazando con llevar a cabo una acción militar que lo deponga.
Galloway opinó que el ofrecimiento suspendería cualquier motivo de guerra. Pero el canciller británico ayer desestimó el significado del anuncio. Un vocero del Foreign Office señaló ayer que “esto no cambia nada. No nos dice nada nuevo. Saddam Hussein sabe lo que tiene que hacer y eso es cumplir con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”. Esas resoluciones exigen que los inspectores tengan el acceso pleno de chequear las armas de destrucción masiva. El canciller, privadamente, ve en la promesa de Hussein a Galloway una táctica para descomprimir la situación actual.
Sin embargo, Galloway desafió a Estados Unidos y a Gran Bretaña a examinar la oferta. El dijo a este diario: “El Foreign Office está defendiendo una línea enormemente desacreditada. ¿Por qué no toma la sinceridad del ofrecimiento? No hay nada que perder, y todo por ganar”. El tiene buen acceso al liderazgo iraquí por su papel en la campaña contra sanciones iraquíes de casi toda la década pasada. Sus opositores le han criticado su proximidad al régimen iraquí.
El ofrecimiento de Saddam es consistente con la tendencia de la diplomacia iraquí de los últimos meses, que parece más cercana a la aceptación del regreso de los inspectores de armas para evitar una invasión. Galloway señaló que “Saddam dijo que aceptaría todas las resoluciones de Naciones Unidas, las que incluyen el acceso incondicional”. Interrogado por si Saddam usó la palabra “incondicional”, Galloway dijo que “él no dijo explícitamente eso, pero al aceptar las resoluciones se sobreentiende esa palabra”.
La responsabilidad está ahora en manos de la ONU, que ha mantenido diálogos con Irak durante este año que apuntan a la vuelta de los inspectores, que se fueron en 1998 sin resultados concretos. No se ha mencionado el calendario de una nueva ronda de diálogos. El ofrecimiento dividirá más a una comunidad internacional ya de por sí dividida. El presidente estadounidense George Bush ha manifestado que no estará satisfecho con el retorno de los inspectores, porque quiere el cambio del régimen. No obstante, gran parte del resto del mundo no vería motivo de entrar en guerra si los inspectores regresaran para trabajar.
La oferta de Saddam presenta un dilema para Tony Blair: la política británica, distinta de la norteamericana, se propone una vuelta de los inspectores y no un cambio de régimen. Blair interrumpió brevemente sus vacaciones en Le Vernet (sudoeste de Francia) para tener hoy un diálogo informal con el premier francés, Jean-Pierre Raffarin, en el que seguramente incluirán a Irak, tema de las recientes advertencias del presidente Jacques Chirac. Galloway dijo que el ofrecimiento de Saddam ha sido “en el marco de que la invasión sea excluida de la agenda”.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Mercedes López San Miguel.