Según un sondeo difundido por la ONG Diálogo Interamericano, los norteamericanos no ubican a Colombia como el aliado de Bush que es y pocos saben el nombre del presidente mexicano.
El gobierno de George Bush ha sido fuertemente criticado por haber ignorado durante los últimos ocho años a América latina. Sin embargo, él no es el único que no considera importante a la región. Una encuesta realizada por la ONG Diálogo Interamericano y la encuestadora Zogby demostró que la sociedad norteamericana no está interesada en lo que sucede al sur del río Grande. Y más aún, que está un poco confundida sobre la política exterior que desde hace años lleva adelante el país. La otra gran revelación es que la mayoría cree que es tiempo de cambiar la actitud frente al gobierno cubano de Raúl Castro.
El dato que más sorprende es que la mayoría de los estadounidenses encuestados cree que Colombia es uno de sus principales rivales en la región. “La encuesta demuestra que los adultos en Estados Unidos están muy mal informados sobre la región”, explicó el presidente de la ONG estadounidense, Peter Hakimson. Para los analistas de Diálogo Interamericano, esta confusión se debe en gran parte a los medios de comunicación norteamericanos. Los ciudadanos comunes suelen escuchar hablar de Colombia en relación con el narcotráfico, la violencia y el terrorismo. Sin embargo, como demuestra el sondeo, sólo una minoría sabe que Bogotá es el principal aliado de la Casa Blanca en América latina y el gobierno que más ayuda militar recibe en el mundo, después de sus socios en Medio Oriente.
Obviamente no confundieron a los otros dos archienemigos de la Casa Blanca, Cuba y Venezuela. Gracias a su retórica antiimperialista, los gobiernos de esos dos países se han ganado, la mayoría del tiempo, el limitado espacio que los medios norteamericanos dedican a América latina. Por eso, explicó Hakimson, son pocos los que no conocen el nombre de Hugo Chávez o de Fidel Castro. Muy distinto es el caso de los llamados amigos de Washington. Según el sondeo, sólo el 20 por ciento de los estadounidenses sabe el nombre del presidente mexicano, Felipe Calderón, y apenas a la mitad de ellos le suena conocido el de su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. A pesar de no ser buenos con los nombres, la gran mayoría de los estadounidenses no dudan a la hora de señalar a Brasil, México y Costa Rica, como los países más cercanos a la Casa Blanca. La otra confusión –o exageración– en la que caen los estadounidenses es la desproporcionada importancia que le dan a la influencia de China en la región. Más de la mitad de los encuestados (56 por ciento) cree que Beijing está acercándose cada vez más a los gobiernos latinoamericanos, poniendo en peligro la tradicional hegemonía norteamericana. Nuevamente, son los medios, e incluso el gobierno, los que promocionan esa idea. Esta semana Voice of America, un canal financiado por el Estado, explicaba que el poder económico chino estaba rediseñando la economía global, inclusive en los países latinoamericanos.
Esa misma mayoría que parece desconocer las relaciones de poder en América latina se muestra, en cambio, muy confiada y segura a la hora de discutir el futuro de la relación entre Washington y La Habana. Para el 56 por ciento de los encuestados, el gobierno de Bush debería levantar el embargo comercial contra la isla y las restricciones para viajar. Llamativamente, ese cambio de opinión coincide con una flexibilización de la postura de los medios de comunicación, que desde la asunción de Raúl Castro el año pasado, lo han calificado como una versión pragmática y reformista de su hermano mayor, Fidel.
A pesar de la desinformación y la confusión que rodea los asuntos de la región, la mayoría de los estadounidenses (60 por ciento) está convencida de que el gobierno de Bush no ha lidiado bien con sus vecinos. Para explicarlo, se remiten a los temas que conocen: la intransigencia de la Casa Blanca hacia Cuba y la incapacidad de frenar la creciente influencia de Chávez.
Aprovechando el amplio margen que muestran las encuestas, la presidenciable demócrata Hillary Clinton dejó a un lado la interna de su partido y redirigió sus cañones contra el gobierno de George Bush. La precandidata opositora difundió ayer su primer spot televisivo, en el que criticó la marginación social que produjo la actual administración. “Si sos una familia en aprietos y no tenés seguro de salud, sos invisible para este presidente. Si sos una madre soltera buscando un servicio accesible para el cuidado de tu bebé también sos invisible, y nunca pensé que los soldados destacados en Irak y Afganistán serían tratados también como si fueran invisibles”, relata en off la ex primera dama, mientras se ven imágenes de paisajes típicamente norteamericanos. La Casa Blanca inmediatamente salió a rechazar las acusaciones de la senadora por Nueva York. “Creo que es indignante. Este es un presidente que, sobre todo y en primer lugar, ha ayudado a millones de ancianos en Estados Unidos a que tengan acceso a remedios a bajo costo”, sostuvo la vocera de la Casa Blanca, Dana Perino. El spot, titulado Invisible, ya se puede ver en el portal de YouTube.
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