Ayer anunció que acepta el pedido de la mediadora oficial, la senadora opositora –y simpatizante bolivariana– Piedad Córdoba. Chávez hablará con familiares y hasta con Uribe.
Las negociaciones para conseguir la liberación de los 46 secuestrados canjeables en Colombia sumó un nuevo protagonista. El presidente venezolano Hugo Chávez se comprometió ayer a promocionar el acuerdo humanitario con las FARC y ya tiene planeado reunirse con los familiares de los rehenes y con su par colombiano, Alvaro Uribe. La propuesta se la llevó la nueva mediadora designada por Bogotá, la senadora colombiana Piedad Córdoba, una férrea opositora de Uribe y simpatizante del gobierno bolivariano. Los dos se reunieron el jueves a última hora en Caracas.
El miércoles pasado Uribe sorprendió a colombianos y venezolanos al anunciar la designación de Córdoba, una dirigente que meses atrás había pedido la inclusión de Chávez en el proceso de negociación con la principal guerrilla del país, las FARC. La decisión fue interpretada como un guiño al grupo armado, que durante años han hecho pública su simpatía y su cercanía política con el gobierno de Caracas. “Queremos ver cómo el gobierno venezolano puede comprometerse a ayudar con posibilidad de éxito y avanzar en esta materia tan importante”, explicó la senadora colombiana al salir de la reunión que mantuvo con Chávez.
El presidente venezolano aceptó inmediatamente la nueva misión. “Ojalá pudiéramos lograr que estas personas vuelvan sanas y salvas a sus hogares y que se cumpla el acuerdo humanitario. Estamos dispuestos a colaborar y ayudar a la senadora Córdoba para que su tarea de facilitación tenga éxito”, señaló. El mandatario incluso ofreció su país como sede de una eventual reunión entre delegados de las FARC y del gobierno colombiano. “Estamos abiertos de par en par y dispuestos a cooperar,” agregó. Según adelantó más tarde la senadora Córdoba, Chávez tiene planeado reunirse con los familiares de los secuestrados el próximo lunes y con el presidente Uribe antes de que termine el mes.
Algunos familiares de las víctimas ya apoyaron las futuras gestiones desde Caracas. “Es una forma de abrir caminos y es importante que sea un personaje latinoamericano como Chávez, que la guerrilla dice respetar, quien pueda hacer esas gestiones”, aseguró Gustavo Moncayo, el profesor de geografía que se ha convertido en un referente de la lucha para la liberación de los secuestrados, uno de ellos su hijo. Moncayo recorrió a pie gran parte del país hasta instalarse en una carpa frente al palacio presidencial, en protesta por la negativa de Uribe de aceptar el acuerdo humanitario, principalmente, el pedido de la guerrilla de desmilitarizar dos municipios del sureste del país. La familia de Clara Rojas, la compañera de fórmula de Ingrid Betancourt que fue secuestrada hace cinco años junto ella, también se sumó a las voces a favor de la participación de Chávez. “Me parece que es muy importante”, afirmó su madre, Clara González.
El presidente venezolano estaba más que contento de haber recibido la invitación. Hasta el momento, Bogotá –Washington, en realidad– se mostraba reticente a permitir un protagonismo de un país vecino o de la región en el conflicto armado colombiano. Hay dos posibles explicaciones para el cambio de posición de Uribe. Una es que la presión internacional y el punto muerto al que llegaron las negociaciones con las FARC lo habrían forzado a rever su estrategia e incluir una figura que está más cerca –discursivamente– de las posiciones políticas de la guerrilla que de las suyas. La otra opción es que el presidente colombiano haya elegido incluir a Chávez en las negociaciones para relegitimarlas y a él mismo, una vez que éstas hayan fracasado.
Para Chávez, en cambio, la invitación también conlleva una oportunidad política. El jueves, al cumplirse dos mil días de cautiverio de Betancourt, su familia, desde París, le pidió al gobierno de Estados Unidos que se sume a los esfuerzos para conseguir el acuerdo humanitario. No sólo, afirmaron las hijas y el ex esposo de la ex candidata presidencial, porque hay tres cuidadanos estadounidenses secuestrados, sino también porque Washington es el país que más influencia tiene sobre el gobierno de Uribe. Ayer el silencio de la Casa Blanca hizo sonar aún más fuerte las promesas de Chávez.
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