Jueves, 13 de diciembre de 2007 | Hoy
Los sindicatos de camioneros, en huelga por tres días, lograron que el gobierno de Prodi hiciera concesiones. Dos de las tres organizaciones levantaron la medida.
Cuando los alimentos básicos y el combustible comenzaban a escasear en Italia, la mayoría de los camioneros en huelga levantaron la medida. En el tercer día de paro, Italia había amanecido paralizada, pese al decreto emitido el martes por el gobierno que exigía al sindicato transportista la suspensión de la medida. Sin embargo, dos de las tres principales centrales obreras en huelga decidieron finalizar la protesta dos días antes de lo previsto, luego de que llegaran a un acuerdo con el ministro de Transporte. Los trabajadores se quejan por el aumento de los precios del combustible y reclaman la reducción de la jornada laboral.
La fuerza de los transportistas quedó evidenciada ayer por la mañana cuando el embotellamiento registrado en distintas regiones de Italia, producto del bloqueo de carreteras por parte de los sindicatos, impidió la entrega de mercaderías y dejó sin combustible a cuatro de cada cinco estaciones de servicio. “Italia, presa de los camioneros”, tituló el diario romano La Repubblica. Fue entonces el ministro de Transporte, Alessandro Bianchi, quien dio una señal a las centrales al invitarlas a dialogar por la tarde en Roma, mientras continuaban los bloqueos de rutas en desobediencia a las órdenes y amenazas emitidas por el gobierno el día anterior. El martes el ministro había decretado suspender la huelga argumentando que impedía la distribución de bienes básicos para la población. Con esta medida, los huelguistas podían ser sancionados con una multa de 500 euros por día (734 dólares) y la retirada del carnet de conducir.
Pocas horas después de la reunión con el gobierno, dirigentes sindicales anunciaron el cese de la huelga. “A partir del jueves (por hoy) se trabajará nuevamente”, anticipó un representante sindical en Roma. La suspensión del paro fue comunicada por dos importantes centrales sindicales, Confartigianato Trasporti y Cna Fita, representantes de numerosas empresas privadas de transporte y de los camioneros independientes. Según los sindicatos, el funcionario hizo concesiones respecto de los contratos colectivos, la tarifa mínima solicitada y el control de los precios de los combustibles. “Las propuestas del gobierno van en la dirección de nuestras solicitudes”, señalaron las organizaciones.
No obstante, uno de los mayores sindicatos del sector, Conftrasporto, que representa unas diez asociaciones y federaciones de camioneros, no se pronunció oficialmente debido a que no había sido consultado por los otros gremios. “El movimiento se dividió, será difícil seguir adelante con la huelga”, dijo un vocero de ese sindicato.
Luego de que se levantara la huelga que iba a concluir mañana, el gobierno se mostró conforme. “Estoy satisfecho porque hemos logrado que el país se normalice, sin ceder a las provocaciones”, comentó el jefe de gobierno, Romano Prodi. “Prevaleció el sentimiento de responsabilidad”, aseguró el ministro de Transporte, quien se comprometió en un documento de doce puntos a resolver algunos de los problemas planteados por los trabajadores. “La situación comenzará a normalizarse desde mañana”, anunció el portavoz del gobierno, Enrico Letta.
Los primeros movimientos de camiones se registraron recién ayer en la frontera entre Francia e Italia, que desde el lunes estaba obstruida por los camioneros en reclamo de subsidios de casi 570 millones de euros, por encima de los 190 millones que les ofrece el gobierno. En representación de más de 100.000 empresas privadas de transporte, los gremialistas también pelean contra la liberalización del sector que cerró en el 2006 a 6400 sociedades y amenaza con hacer desaparecer otras 12.000 este año.
Al final de la jornada, se comprobó que la medida había afectado la distribución de bienes de primera necesidad, como leche, carne, fruta y verdura, que ayer empezaban a faltar en los supermercados. Asimismo, tras el corte de rutas, los directivos de Fiat tuvieron que decretar un paro técnico y unos 25.000 trabajadores de las cinco fábricas de la multinacional dejaron de trabajar ayer ante la falta de piezas y componentes.
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