EL MUNDO • SUBNOTA › TRAS UN ATAQUE ISRAELí EN UN CAMPO DE REFUGIADOS
Anwar Baalucha estaba durmiendo cuando la mezquita vecina se derrumbó sobre su casa tras un ataque aéreo israelí. Al levantarse, descubrió los cadáveres de cinco de sus hijas bajo los escombros. El techo de chapa ondulada de la modesta casa se derrumbó bajo el peso de las ruinas de la mezquita, dañada el domingo por la noche en el campo de refugiados de Jabaliya, en el norte de la Franja de Gaza.
Cinco hermanas de la familia Baalucha, Jawaher, de 4 años, Dina, de 8, Ikram, de 14, Samar y Tahrir, de 17, murieron bajo los escombros. El padre de nombre Anwar tiene 37 años y está desocupado. El fue herido también y abandonó el hospital ayer para acudir a los funerales de sus hijas.
Apoyándose en dos parientes, el cuerpo cubierto de equimosis y de heridas, Anwar avanza lentamente en el cortejo fúnebre en Jabaliya. “Estábamos durmiendo cuando oí una enorme explosión y la mezquita se nos derrumbó encima, de golpe”, relata. “Estaba con mi mujer, mi hijo de año y medio y mi hija de 15 días en una habitación y mis otras hijas estaban en la otra”. Continúa: “Los vecinos nos sacaron de los escombros”. Sobrevivieron los padres, el hijo y dos hermanas.
Reteniendo las lágrimas, deja estallar su ira. “Si un solo niño israelí hubiera muerto, el mundo entero se hubiera indignado y el Consejo de Seguridad de la ONU se hubiera reunido”, dice. “La sangre de nuestros hijos no tiene valor para el resto del mundo”.
El cortejo fúnebre compuesto por centenares de personas sigue por unas estrechas callejuelas del campo de Jabaliya, camino al cementerio. Llevan a hombros a los cinco cuerpos, envueltos en banderas verdes del Hamas.
La multitud repite consignas que invocan la ayuda de Dios contra “Israel, Estados Unidos y todos los que conspiran en contra del pueblo de Gaza”.
Antes de ser enterrado, el más pequeño de los cuerpos, el de Jawaher, ha sido brevemente colocado sobre los escombros de la mezquita Imad Aqel, el nombre del jefe militar de Hamas asesinado por Israel en 1993. Un tío de las niñas muertas, Nafez Baalucha, de 40 años, recoge a continuación los restos mortales en sus brazos.
Uno de los vecinos, Hani Abu Yussef, afirma que las operaciones de socorro en la casa de la familia se vieron obstaculizadas el domingo por un corte eléctrico. “Conseguimos abrir una brecha en las paredes y sacar a los padres y a los más pequeños, pero no pudimos encontrar a las otras niñas debido a la oscuridad”, cuenta.
Otro vecino, que acudió corriendo al lugar, afirma que “oyó unos gemidos bajo los cascotes”. “Empezamos a despejar los escombros y encontramos a una niña con vida y los cuerpos de otros dos en pijama. Luego encontramos otros tres cuerpos en un edredón, en un rincón de la habitación”.
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