EL MUNDO • SUBNOTA › SULEIMAN, JEFE DE LOS SERVICIOS SECRETOS
› Por Anne Penketh *
Egipto emerge en estos momentos como el Estado mejor perfilado para lograr un alto al fuego entre Israel y Hamas. En parte, ello se debe a su tradicional rol de potencia “moderadora” en la región. En estos momentos, se debe, sobre todo, a la astucia de un solo hombre.
El teniente general Omar Suleiman es quien está detrás de las negociaciones indirectas que lleva a cabo Egipto entre Israel y Hamas. Viejo y hábil negociador, este funcionario del régimen egipcio es el que carga con la tremenda responsabilidad de acercar a las partes para que luego, en caso de haber un acuerdo de alto el fuego, Hosni Mubarak y Nicolas Sarkozy se lleven el mérito.
Suleiman es el jefe de los servicios secretos egipcios, el aparato de inteligencia mejor aceitado de todo el mundo árabe. Desde que cumpliera con éxito su rol de facilitador que terminó con el retiro israelí de Gaza en 2005, se convirtió en el hombre de confianza tanto para los israelíes como para los hombres de Hamas.
Pero negociar un alto el fuego durable y sostenible entre los milicianos del movimiento islamista radical y el Estado de Israel es sin dudas una de las tareas más difíciles que este hombre recibió en su vida, ya pasados los 70 años de edad. Se sabe que el martes mantuvo conversaciones en El Cairo con dos líderes de Hamas residentes en Siria, Emad Al Alami y Mohammed Nasr, para tratar de convencerlos de que acepten un cese del fuego e iniciar el camino hacia una reconciliación nacional entre los palestinos. “El mensaje que Suleiman le está tratando de dar a Hamas es que sin un acuerdo inmediato de alto el fuego todo lo que los palestinos lograron hasta ahora puede perderse”, declaró un miembro de su delegación una vez finalizado el encuentro.
Egipto cree que Hamas calculó mal al atraer sobre sí la maquinaria bélica israelí, lo que puede terminar teniendo un alto costo político para la dirigencia del movimiento islamista en Gaza, más allá de que las víctimas fatales palestinas ya alcanzan las 670 y las israelíes, menos de una docena. Hamas fue advertido por Egipto de que, de continuar la lucha, estaban cayendo en el juego de Israel, además de poner en jaque la idea misma de un Estado palestino.
Mientras, Egipto se encuentra en una posición peligrosa. Las manifestaciones en las calles de El Cairo se suceden unas tras otras pidiendo por un compromiso e involucramiento en favor de los palestinos, lo que hace temer al régimen autoritario del presidente Hosni Mubarak.
Por otro lado, en el interior de la Liga árabe se lo acusa de ser traidor y de colaborar con Israel, luego de que el gobierno diera órdenes de cerrar herméticamente la frontera con Gaza, impidiendo así a los palestinos escapar de los bombardeos. En respuesta a todo ello, el mandatario egipcio salió al cruce de sus críticos denunciando por primera vez los ataques israelíes. En un mensaje televisado, habló de “una agresión salvaje sobre Gaza y el pueblo palestino”, al tiempo que advirtió que “tal derramamiento de sangre puede suscitar peligros enormes para la región”.
Pero también señaló que Egipto había advertido en varias ocasiones a Hamas acerca de los peligros de sus acciones.
Hace mucho ya Egipto sospecha que el deseo de Israel es que este Estado se haga cargo de los palestinos de Gaza. Es justamente por ello que hasta ahora se negaron a abrir su frontera con este territorio.
El gobierno de El Cairo teme, concretamente, que si Israel logra acordar la paz por separado con el gobierno de la Autoridad Palestina (AP) en Cisjordania, logren así quitarse de encima el problema del millón y medio de palestinos de Gaza.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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