De cumplirse lo prometido por las Farc, en dos días Sigifredo López recuperará su libertad. Secuestrado el 11 de abril de 2002, este ex diputado regional por el Valle del Cauca es el único sobreviviente de un grupo de doce ex diputados, de los cuales 11 fueron asesinados el 18 de junio de 2007 cuando estaban en cautiverio, en aparente fuego cruzado entre la guerrilla y el ejército. Según las propias FARC, López se salvó porque se hallaba en otro campamento.

En la ciudad de Cali, capital del departamento del Valle del Cauca, vive la familia de Sigifredo. A pesar de las intensas lluvias que en estos días apaciguan un poco el habitual ajetreo en las calles de esta ciudad densamente poblada, en la casa del ex diputado el ambiente es de euforia y pura emoción. “Ya no queremos rogar por más milagros; sólo queremos que vuelva a casa”, dice por teléfono a Página/12 Patricia Nieto, su mujer. De voz pausada, llamativamente tranquila, Patricia responde con amabilidad, diciendo que está acostumbrada a que la llamen.

–¿Cómo están viviendo la esperada liberación de su esposo?

–Pues muy tranquilos y contentos. Estamos con muchos amigos que vinieron de todas partes. Es casi algo de lo que uno no llega a darse cuenta ni tomar conciencia plenamente. A mi esposo se lo llevaron a la selva hace ya seis años y casi diez meses. Es muy difícil de medir eso.

–¿Están en contacto regular con gente del gobierno o con la senadora Piedad Córdoba?

–Hemos hablado con Piedad en los últimos días y también con mucha gente que lo llama a una constantemente de todos lados. Ya sabemos al menos que nos van a trasladar al aeropuerto de aquí, de Cali, cuando el miércoles lo liberen de una vez para esperarlo allí mismo.

–¿Cuándo fue la última prueba de vida que recibieron?

–Eso fue en junio pasado, con un video, como es habitual en estos casos.

–¿Sabe algo usted acerca de las condiciones en las que vivió su esposo todos estos años?

–No sabemos nada, nunca lo supimos. Hemos hablado con familiares de otros secuestrados que ya fueron liberados pero según parece cada liberado tiene una historia distinta, dependiendo de las condiciones en las que fue mantenido cautivo. Hay algunos que han pasado mucho tiempo aislados, completamente solos, mientras que otros están siempre en grupo.

–¿Qué le gustaría que hiciera Sigifredo luego de ser liberado?

–Qué esté aquí en casa, con su familia. Con mi marido tenemos dos hijos, Lucas y Sergio, que eran apenas unos niños cuando se lo llevaron. Hoy ya tienen 18 y 20 años. Imagínese usted. Se les pasó la adolescencia a los muchachos.

–¿Alguna receta para recuperar el tiempo perdido?

–Con mis hijos hemos guardado recortes de periódicos de todo lo que fue pasando en el mundo en estos últimos años, para que así, de a poco, pueda ir enterándose.

Entrevista: Martín Suaya.