Dom 03.11.2002

EL MUNDO • SUBNOTA  › KEMAL DERVIS, EX MINISTRO DE ECONOMIA

“No queremos ser parte de una segunda división”

Kemal Dervis emergió en 2001 como un garante de la estabilidad en Turquía, al conseguir un préstamo de 16.000 millones de dólares del FMI. Hoy es el único que puede moderar un triunfo de los islamistas.

Por J. C. S.
Desde Estambul

Era el mejor de la clase, el que llevaba la bandera turca los viernes por la tarde, cuando los alumnos cantan el himno nacional. Hoy, con 53 años, es también el abanderado de la modernidad en Turquía frente a la creciente marea islamista, que ya no parece ser contenida por un régimen kemalista tutelado por los militares. Su país naufraga en una de sus peores crisis económicas, con una caída del 7,4 por ciento del Producto Bruto Interno el año pasado.
Graduado en la London School of Economics y doctor por la Universidad de Princeton, el joven Kemal Dervis fue asesor en economía internacional del primer ministro socialdemócrata Bulent Ecevit antes del golpe militar de 1980. Dejó el país y pasó más de 20 años en EE.UU., donde escaló todos los puestos del Banco Mundial hasta llegar a vicepresidente. De nuevo al frente del gobierno a los 75 años, Ecevit se acordó de él a comienzos de 2001, cuando Turquía se declaraba en bancarrota. Como ministro de Economía se ganó el respeto de los turcos al negociar con las instituciones financieras internacionales un crédito de 16.000 millones de dólares para salvar la economía del país. Una estratégica situación en el planeta y el apoyo de EE.UU. evitaron sin duda que Turquía corriera la misma suerte que Argentina. Pero también contó la habilidad de Dervis, aprendiz en Washington antes que maestro en Ankara, catapultado ahora desde la alta burocracia al liderazgo político. Tras comprender que Ecevit, gravemente enfermo, sólo estaba empeñado en mantenerse en el poder a toda costa, su dimisión como ministro de Economía desencadenó el adelanto de las elecciones. Todos los sondeos apuntan a que sólo Dervis y su Partido Republicano del Pueblo –CHP, en sus siglas en turco– pueden desafiar el imparable ascenso en las urnas de los islamistas del ex alcalde de Estambul Recep Tayyip Erdogan.
–¿Cree que Turquía necesita tener una fecha concreta para iniciar las negociaciones de adhesión a la Unión Europea?
–En Turquía hemos acometido ya muchas reformas económicas: en el sistema bancario, en la fiscalidad, en la autonomía del Banco Central de Turquía, en la agricultura... en muchos sectores. Para nosotros es muy importante contar con una perspectiva clara en diciembre (en la cumbre de la UE en Copenhague) para poder dar tranquilidad a nuestra economía. Sólo pedimos estar al mismo nivel que el resto de los países candidatos y no formar parte de ninguna segunda división.
–Muchos turcos creen que las instituciones financieras internacionales están controlando de hecho la economía de su país. ¿Comparte esta opinión?
–En absoluto. Nuestro programa económico para salir de la crisis es un programa turco, pensado para los más de 65 millones de turcos por expertos turcos, y sin la intervención del Fondo Monetario Internacional ni del Banco Mundial. Pero es natural que tengamos que informar sobre el empleo que damos al dinero de los préstamos que nos conceden.
–¿Considera que ha logrado su objetivo de unir a la izquierda turca ante los votantes?
–No hemos sido capaces de agrupar a todos los partidos socialdemócratas, a pesar de que Turquía es mayoritariamente un país de centroizquierda. Aquellos que han antepuesto sus intereses personales a los de la unidad de la izquierda van a ser castigados por los votantes. Las encuestas muestran que otros grupos socialdemócratas (el del primer ministro Bulent Ecevit y el del ex canciller Ismael Cem) van a tener unos resultados muy marginales en las urnas y no podrán entrar en el Parlamento (es necesario superar la barrera del 10 por ciento de votos en toda la nación).
–¿Estaría dispuesto a aceptar una coalición de gobierno con los islamistas si esa fuera la mejor alternativa?
–El CHP intenta lograr una mayoría para gobernar. Si no podemos, buscaremos acuerdos con quienes tengamos más puntos de vista en común y compartamos visiones similares de la política y la economía. Pero con algunos partidos va ser muy difícil.
–¿Es el caso del partido de Erdogan?
–Tienen una visión de las cosas muy diferente a la nuestra. Sería muy difícil pactar con ellos.
–¿Su programa de reformas implica un cambio del actual modelo del Estado turco?
–La mayoría de las reformas ya están hechas. Hemos modificado la Constitución y muchas leyes para aproximarnos a la Unión Europea. Ahora toca aplicar los cambios en Turquía.

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