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Ayer continuó la ola de atentados contra personas vinculadas con la dictadura hondureña. Después del asesinato del sobrino de Roberto Micheletti y de un coronel del ejército, el padre del viceministro de Defensa de facto fue secuestrado durante la mañana en Tegucigalpa. Según relató la familia de Alfredo Jalil Salomón al diario local El Tiempo, dos hombres le cruzaron el auto en el que viajaba con una moto. Le dispararon al chofer y después se metieron en el vehículo para sacar al veterano empresario y dirigente liberal. Al cierre de esta edición no se sabía nada de él. La resistencia zelayista, mientras tanto, desmintió cualquier vinculación con los asesinatos y el último secuestro.

Los Jalil son una familia fuertemente vinculada con la política hondureña desde hace muchos años. Son parte del Partido Liberal, la misma fuerza política en la que militaron los Zelaya y los Micheletti, y la misma que traicionó con un golpe de Estado hace cuatro meses a su propio presidente por no cumplir con sus históricos principios conservadores. El hombre secuestrado ayer fue diputado nacional, al igual que su esposa, quien incluso llegó a ser la candidata liberal para la alcaldía de Tegucigalpa.

Esta vez la Policía Nacional no se apuró a descartar un móvil político. El lunes, el vocero de la institución había descartado desde un principio que el asesinato del sobrino del dictador, Enzo Guillermo Micheletti, y el coronel del ejército, Concepción Jiménez, estuvieran conectados de alguna manera con la crisis política en la que está sumido el país, desde el golpe de Estado.

Según informes de la ONU, Honduras es uno de los países más violentos de la región. Antes del golpe, las noticias de secuestros y asesinatos eran moneda corriente en el pequeño país centroamericano. Sin embargo, las casualidades siguen acumulándose y la dictadura ya empezó a sembrar la duda.