En su discurso sobre el estado de la Unión, el martes el presidente estadounidense George W. Bush calificó a Corea del Norte, Irak e Irán como “ejes del mal”, que “buscan fabricar armas de exterminio masivo”, lo que ayer reforzó en otro discurso en que advirtió a “las naciones que pudieran tratar de aterrorizar a Estados Unidos que mejor pongan sus cosas en orden”. Las repercusiones fueron inmediatas:
u Corea del Norte acusó a Bush de “proseguir su política de agresión, y justificar el estacionamiento de tropas estadounidenses en Corea del Sur”.
u El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, dijo que “la República islámica de Irán está orgullosa de ser objeto de la rabia y el odio del mayor satán del mundo”. El presidente moderado Mohamed Jatami también censuró a Bush en un tono más cauto.
u Irak calificó a Bush de “estúpido, arrogante e irresponsable”.
u China –que no está en la lista de villanos oficiales de Estados Unidos pero es un socio comercial y armamentista de todos ellos– criticó las palabras del presidente norteamericano porque “minan la atmósfera para buscar una solución y no contribuyen a la paz y la estabilidad mundial”.