EL MUNDO
• SUBNOTA › EL NUEVO PRESIDENTE Y LA CAIDA DE JAMIL MAHUAD
“No fui ningún golpista”
Por J. P. Velázquez-Gaztelu
Lucio Gutiérrez, de 45 años, asumió la presidencia de Ecuador ayer tras ganar las elecciones el pasado 24 de noviembre con el apoyo de los indígenas, la izquierda y un amplio sector de las fuerzas armadas. El coronel retirado se esfuerza por dar una imagen de moderación y trata de alejar el estigma de golpista por haberse puesto al frente de la rebelión popular que derrocó, hace dos años, al presidente Jamil Mahuad.
–Lo acusan de cambiar su discurso según después de haber ganado las elecciones, de dar ahora una imagen distinta...
–Lo que pasa es que en el Ecuador mucha gente me oía pero no me escuchaba. Unos me escuchaban, pero no me entendían. Otros me entendían, pero no me creían, y me creyeron alrededor de tres millones de ecuatorianos que fueros quienes votaron por Lucio Gutiérrez. Ahora más gente me está escuchando, y son aquellos que no pusieron atención a mi mensaje los que piensan que yo he cambiado de discurso. Es tal vez porque se hicieron a la idea de que Lucio Gutiérrez era una persona radical o cayeron en la trampa de ciertos elementos interesados en estigmatizar a Lucio Gutiérrez con una imagen distinta a la real.
–Populista y golpista son dos adjetivos que más le pusieron...
–Se me ha acusado de populista, de golpista, de chavista, de un sinnúmero de cosas... pero es toda esta gente relacionada con la banca corrupta ecuatoriana, que saqueó el Ecuador, y porque yo he mencionado que al llegar a la presidencia voy a hacer todo lo posible para que esta gente devuelva un dinero que no es de ellos, que es del pueblo ecuatoriano. En cuanto a las acusaciones de golpista. En Ecuador lo que hubo fue un acto democrático, por un pueblo cansado de que el presidente de la República de entonces repartiera unos 5.000 millones de dólares, equivalente al presupuesto nacional, entre ocho y diez banqueros que habían financiado su campaña política. También congeló los depósitos de 1,6 millones de ecuatorianos, unos 4.000 millones de dólares. Gente que trabajó 25 años, 30 años y depositó en los bancos, y vivía de esos intereses, y gente de la tercera edad que no podía trabajar, se encontró que no podía disponer de su dinero. Cincuenta y ocho personas murieron, hubo gente que se suicidó en los bancos. Los indígenas se rebelaron, los campesinos tomaron las carreteras, los transportistas y los taxistas estaban en paro, bloqueando las vías, los profesores pedían aumentos de sueldo, las mujeres marchaban con cacerolas vacías, el 95 por ciento de los ecuatorianos, y su propio partido político, pedían la renuncia del presidente Mahuad. Frente a esa situación de caos, con Quito y las principales ciudades ecuatorianas tomadas por los indígenas, un grupo de militares, en lugar de disparar contra ellos, nos unimos a un acto legítimo, a un acto democrático. En artículo cuarto de la Constitución el Estado ecuatoriano reconoce y garantiza el derecho del pueblo a rebelarse contra un gobierno opresivo. La corrupción, la injusticia social y la impunidad son formas de opresión. No se disparó un tiro, no hubo un solo herido, todo se realizó de manera muy bien organizada y se permitió la transición democrática.
–¿Cómo se define políticamente?
–Me defino como un ecuatoriano que fundó un partido político cuyos lineamientos son la democracia auténtica, en la que hombres y mujeres seamos iguales ante la ley y tengamos las mismas oportunidades, los mismos derechos y las mismas obligaciones. Integracionista, porque buscamos que haya sólo un Ecuador, no dividido en razón de la distribución de la riqueza, nacionalista, pero no un nacionalismo enfermo, sino un nacionalismo positivo que consiste en creer en la capacidad de los técnicos, de los trabajadores, de los empresarios ecuatorianos, porque hay mucha capacidad en el país, hay recursos naturales, hay belleza en los paisajes, que bien aprovechados, podrían hacer de Ecuador uno de lospaíses más ricos del mundo. Por la mala construcción democrática de nuestros gobernantes, siendo un país tan rico, somos tan pobres. Mi pensamiento es muy humanista, es decir, el centro de nuestra atención es el ser humano, una persona que sueña, que tiene ilusiones, que tiene derecho a una vida digna. El nuestro es un movimiento de transformación. Queremos hacer algunos cambios positivos para fortalecer las instituciones democráticas. Somos también un partido justicialista que busca ante todo la justicia: si los pobres roban y delinquen, deben ir presos, pero si los ricos roban, también tienen que ir presos. Pienso que la integración no debe quedarse en nuestro país, sino que debe extrapolarse. Sólo la integración de todos, especialmente de los latinoamericanos, y posteriormente todos los americanos y en el futuro de todo el mundo será la solución. Los problemas, especialmente en Latinoamérica, son los mismos: corrupción, injusticia social, pobreza, analfabetismo, insalubridad, narcotráfico, deuda externa. La mejor manera de solucionar estos problemas es hacer causa común.
–¿Qué mensaje está transmitiendo al exterior?
–Un mensaje de tranquilidad, de confianza, de credibilidad, de que en el Ecuador vamos a respetar las inversiones extranjeras, a garantizar la seguridad jurídica. Lucio Gutiérrez va a ser un fiel cumplidor de todos los acuerdos, convenios y contratos internacionales. Estamos decididos a fortalecer el sistema de dolarización y es una prioridad llegar a un acuerdo con el FMI para comenzar a resolver nuestros problemas económicos.
–Ecuador tiene una deuda exterior de 14.000 millones de dólares. ¿Va a cumplir su gobierno sus obligaciones crediticias?
–La deuda externa debe ser tratada en un contexto global. No es sólo una cifra, una estadística, es un problema político. Las naciones pobres que se sometan a ciertos lineamientos deben tener la oportunidad de crecer, deben darnos la oportunidad de comenzar a desarrollarnos, para ir pagando mayores porcentajes de la deuda externa de acuerdo a nuestro crecimiento económico. No es que no querramos pagar, queremos seguir pagando, pero queremos pagar de acuerdo con nuestro crecimiento, tener mayores posibilidades para que nuestra gente se pueda educar, tener más salud, el derecho a una vida digna. El 80 por ciento de los ecuatorianos son pobres y destinando el 40 por ciento de nuestro presupuesto al pago de la deuda, con el 60 por ciento restante es imposible desarrollarnos. Necesitamos mayor comprensión mundial, como en 1953, cuando los acreedores de Alemania llegaron a un acuerdo para cancelar sus deudas y permitieron el desarrollo de ese país.
–El movimiento indígena apoyó su candidatura y cobra cada vez más fuerza en Ecuador. ¿Qué papel va a desempeñar en su gobierno?
–El movimiento indígena tiene gente muy preparada: hay abogados, hay economistas, hay ingenieros... gente que ha desempeñado funciones públicas. Tiene muchos alcaldes, han tenido diputados, y obviamente, al haber ganado junto a mi partido, la Sociedad Patriótica, van a formar parte de mi gobierno. Es una oportunidad que el movimiento indígena no puede desaprovechar, porque no es lo mismo estar en la oposición, con reclamos y levantamientos, que estar en el gobierno para materializar todo lo que uno pedía que se haga. Ahora tienen que demostrar su capacidad. Yo le voy a confiar algunos ministerios a ellos porque confío en su honestidad, en su capacidad, en su buen sentido. Ha llegado el momento de que la gente del pueblo, los indígenas, no sean parte del problema, sino parte importante de la solución.
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