Desde Londres

En su primera aparición pública en dos meses, desde el balcón de la Embajada de Ecuador en Londres, Julian Assange acusó a Estados Unidos de llevar adelante una “caza de brujas contra Wikileaks” y la libertad de prensa. Assange agradeció a Ecuador y a cada uno de los gobiernos de América latina por el apoyo recibido, al tiempo que exigía la libertad del soldado Bradley Manning, sospechado de ser la fuente de los documentos secretos estadounidenses que Wikileaks difundió en 2010, unos meses antes de que se le iniciara a Assange una investigación en Suecia por supuestos delitos sexuales contra dos mujeres (ver aparte).

Assange no puso el pie afuera de la embajada, como había insinuado la organización Wikileaks en un tweet después de que Ecuador le concediera asilo diplomático: hubiera sido jugar con fuego. El Reino Unido está esperando un paso en falso para arrestarlo sin tener que violar la inmunidad diplomática. La estrategia para poder hablar a sus seguidores y a la opinión pública mundial fue el balcón. Unos operarios fueron vistos trabajando por la mañana en una ventana que comunicaba con un balcón de la embajada al que salió Assange de corbata, formal y tenso, en un inusualmente caluroso domingo londinense.

Leyendo de un papel, Assange dijo que el Reino Unido estaba listo el miércoles por la noche para asaltar la embajada ecuatoriana y que la presencia de sus seguidores lo había evitado. “El miércoles por la noche, después de que se enviara una amenaza a esta embajada, y que la policía rodeara el edificio, ustedes salieron en medio de la noche y trajeron con ustedes los ojos del mundo. Dentro de la embajada, yo pude escuchar aquella noche los equipos de la policía subiendo las escaleras de la salida de emergencia. Si el Reino Unido no decidió violar la Convención de Viena fue porque el mundo estaba mirando”, dijo Assange.

La Convención de Viena de 1961 especifica el concepto de inmunidad diplomática por la que la embajada de un país es considerada parte inviolable de su territorio. En la ya famosa nota que la embajada británica le pasó a la cancillería ecuatoriana el miércoles, el Reino Unido le recordaba al gobierno de Rafael Correa que una ley de 1987 –la Diplomatic and Consular Premises Act– le permitía revocar el status diplomático de una misión extranjera si ésta “no era usada para su propósito específico”. El jueves, el canciller británico William Hague aclaró que no estaban amenazando a Ecuador con invadir la embajada sino simplemente informándolo de la legislación británica. No fue como lo entendieron Ecuador ni el resto de América latina, que lo leyeron como una amenaza colonial. El gobierno de Rafael Correa impulsó con éxito una reunión de la Organización de Estados Americanos que debatirá el tema de la inmunidad diplomática el viernes y este fin de semana obtuvo el apoyo de Unasur y el ALBA.

En su mensaje ayer, Assange agradeció específicamente al presidente ecuatoriano y a su pueblo. “Le agradezco al presidente Correa por el coraje que mostró al concederme el asilo político. Y les agradezco al gobierno y al canciller Ricardo Patiño, que ha respetado la Constitución y su noción de derechos universales”, dijo Assange. El fundador de Wikileaks le pidió al presidente Barack Obama que renunciara a la caza de brujas contra su organización, diera por terminada la investigación que le sigue el FBI y se comprometiera a no perseguir judicialmente a los trabajadores y simpatizantes de Wikileaks.

El soldado Bradley Manning tuvo un párrafo especial. “Si Bradley Manning hizo aquello de que se lo acusa, debería ser considerado un héroe. El miércoles se cumplieron 815 días de su detención sin juicio. El máximo legal es de 120 días”, dijo Assange.

El pedido de asilo político a Ecuador se fundamenta en que detrás de la investigación policial sueca y el pedido de la Justicia de ese país para interrogarlo, está la posibilidad de que Assange sea extraditado a Estados Unidos, donde podría ser condenado a muerte. Ecuador indicó que había solicitado garantías a Estados Unidos, Suecia y el Reino Unido de que eso no ocurriría y que ningún país se las había podido dar. Si bien Estados Unidos no ha solicitado la extradición al Reino Unido ni ha acusado formalmente a Assange, su deseo ha quedado claro tanto a nivel del ejecutivo –el vicepresidente Joe Biden llamó a Assange un “terrorista hightech”– como del Congreso –fue acusado por congresistas de ambos partidos– y la Justicia –en abril de 2011 se constituyó un gran jurado en Virginia para decidir si iniciar acciones legales–.

El abogado de Assange, Baltasar Garzón, señaló ayer que el fundador de Wikileaks lo había autorizado a iniciar todas las acciones legales correspondientes para reclamar “sus derechos y los de Wikileaks que están siendo violentados tanto en los aspectos legales como en los financieros” (ver recuadro). Garzón solicitó al Reino Unido que le otorgue un salvoconducto para abandonar el país y señaló que Assange está dispuesto a “responder ante la Justicia, pero con las garantías mínimas que tiene cualquier ciudadano”. En cuanto al salvoconducto, el Reino Unido ha sido explícito en que no lo va a conceder porque tiene que cumplir con sus obligaciones legales e internacionales: la Justicia británica falló en todas sus instancias, incluida la Corte Suprema, a favor de que se lo extradite a Suecia.

La otra posibilidad que barajan los abogados de Assange es que Suecia lo interrogue en persona en la Embajada de Ecuador o por video link. Suecia se ha negado expresamente en el pasado a ceder en este punto. El gobierno ha dejado claro que considera ofensivo que Ecuador dude sobre la transparencia y ecuanimidad de su Justicia. Así las cosas, es posible predecir que Julian Assange pasará bastante tiempo en la pequeña oficina que ocupa en la embajada ecuatoriana.