El sistema público de salud español se reparte en porciones iguales entre dos gigantes de la sanidad privada. Según publicó ayer el diario El País de Madrid, el grupo Capio Sanidad facturó en 2011 algo más de 673 millones de euros y al menos el 75 por ciento de ese monto surge de las arcas públicas. Se estima además que 500 millones de euros provienen de concesiones y convenios con las diferentes administraciones. Esto ubica a ese grupo como el proveedor privado más importante de servicios sanitarios de la península. Ribera Salud es otra de las empresas beneficiadas en este reparto, con una facturación para ese mismo año estimada en 385 millones de euros. Por su trayectoria en el sector de la salud, ambas empresas se perfilan como las mejores posicionadas de cara a la emergencia de nuevas oportunidades relacionadas con la gestión privada de servicios sanitarios públicos.

El desguace de la salud pública es visto con buenos ojos por otras compañías. A Capio Sanidad y Ribera Salud se suma Sanitas, grupo cuyos negocios se despliegan en dos hospitales de gestión privada, uno ubicado en Manises (Valencia) y otro en Torrejón de Ardoz (Madrid). Hospitales de Madrid (HM) es otra de las empresas que busca meterse de lleno en un mercado por demás atractivo a partir de las privatizaciones. HM ha demostrado cierto interés en el marco de futuras concesiones.

Capio Sanidad, que maneja los recursos de dos hospitales públicos, es propiedad de CVC, un potente fondo extranjero de capital riesgo. El advenimiento de este grupo se encuentra a mediados de los noventa en Castilla-La Mancha, en el Centro de Diagnóstico Recoletas, clínica gestionada por un matrimonio de médicos. Sin embargo, ni el neurocirujano ni la radióloga continúan en el directorio del grupo. En 1998, cuatro años después de su surgimiento, Recoletas tenía a su cargo cuatro hospitales en Castilla-La Mancha y unos 700 trabajadores.