EL MUNDO • SUBNOTA
› Por Michel Day *
Sólo dos meses después de la fanfarria del papa Benedicto sobre comunicarse con el mundo moderno a través de la red social Twitter, él eligió anunciar que renunciaba, en latín, ante un consejo de antiguos cardenales. Mientras la lluvia caía con fuerza del cielo gris en la plaza San Pedro, los fieles y los curiosos estaban confundidos sobre los eventos y los motivos del pontífice. Francesca Riga, de 24 años y de Calabria, al sur de Italia, quien está visitando Roma por una semana, dijo que escuchó las noticias de la renuncia del Papa minutos antes que otros turistas. “Estoy sorprendida. No sé qué decir. Pienso que probablemente está muy enfermo. El Papa no renunciaría por otro motivo”, manifestó. En la tarde, una tormenta cayó sobre la ciudad y los relámpagos iluminaron el cielo, causando multitudes cada vez más escasas para dispersar en la plaza San Pedro. Entre ellos estaban Alex y María Ruiz, una pareja mexicana de mediana edad. “Estamos muy tristes”, dijo el hombre. “Pero creo que el Papa debe tener una buena razón para irse. Esto no es normal. Pero debemos respetar su decisión”, sostuvo. Filippo, un conductor de taxi de 48 años, también estaba sorprendido. “Todavía no estoy seguro en relación a qué decir. Todavía estoy pasmado”, reflejó. Pero aseguró que está seguro de que la historia será amable con el papa Benedicto. “El no era un líder como Juan Pablo II, pero me gustó el hecho de que sea reservado, un hombre modesto y muy tradicional. No era muy extravagante pero eso es probablemente porque es alemán”, expresó. En las calles de Roma, algunos italianos expresaron satisfacción por la dimisión.
* De The Independent. Especial para Página/12.
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