EL MUNDO • SUBNOTA › ANTIGUO TRáMITE DE SUCESIóN
› Por Jerome Taylor *
La conmoción por la renuncia del papa Benedicto XVI puede ser por su carácter inusual, ya que se trata de su renuncia y no de su muerte, pero el sistema que elegirá al nuevo líder de la Iglesia Católica tiene siglos de buenos ensayos y reservada tradición. Es un proceso que ya cuenta, en general, con posibles sucesores que pueden ser electos rápidamente, por lo que podría haber nuevo pontífice consagrado antes de Semana Santa.
La responsabilidad recae en el Colegio de Cardenales, que es convocado en secreto y donde los cardenales permanecen encerrados, dentro del Vaticano, hasta que un nuevo papa es elegido. Cada miembro, que debe ser menor de 80 años, jura guardar el secreto. Cada día se realizan dos votaciones en la mañana y dos en la tarde. Una vez que se cuentan, las boletas de votación son quemadas. Si un solo candidato recibe la mayoría de dos tercios, un nuevo papa es electo y el humo que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina cambia de negro a blanco. Históricamente, el cónclave papal debe reunirse después de 15 días y hasta 28 después de la muerte del Papa. Pero como Benedicto XVI eligió ceder el puesto, no es necesario el período de luto, lo que significaría que el Colegio de Cardenales se deba encontrar recién en la segunda semana de marzo como máximo. Y como no hay luto, pueden decidir encontrarse antes.
Se especula mucho sobre quién será su sucesor. Dada la vasta mayoría de más de mil millones de católicos que actualmente viven en el mundo en desarrollo, hay expectativa ante la posibilidad de que el nuevo papa pueda ser un cardenal africano o latinoamericano. La dificultad en esas predicciones es que nadie más que los cardenales es testigo de lo que sucede en la Capilla Sixtina. Después de la muerte de Juan Pablo II, en 2005, muchos estaban convencidos de que el nuevo papa sería africano o latinoamericano. Pero el Colegio de Cardenales tiene un sesgo geográfico distinto, y por lo general alrededor de la mitad de ellos vota miembros que son de Europa. La elección de un papa que no sea blanco marcaría un quiebre radical en 1500 años de historia, teniendo en cuenta que han habido tres papas africanos, el último, el papa Gelasio I, murió en el año 496 a.C. Los dos africanos que encabezan la carrera, los cardenales Peter Turkson (de Ghana) y el nigeriano Francis Arinze tienen una historia de diálogo interreligioso con los musulmanes y podrían ayudar a construir puentes tras el mediocre ecumenismo del papa Benedicto XVI. Pero sus visiones ortodoxas sobre la homosexualidad causarían fricciones con los católicos más liberales en Occidente. La historia latinoamericana de liberación teológica hace que los cardenales más poderosos de ese continente puedan zanjar la división entre liberales y conservadores. En este caso, los candidatos principales parecen ser Odilo Scherer, arzobispo de San Pablo, o argentino Leonardo Sandri.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Romina Lascano.
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