EL MUNDO • SUBNOTA › EL PRESIDENTE CHILENO HABíA VOTADO POR EL NO EN EL PLEBISCITO DE 1988
Tras encabezar una ceremonia ecuménica en el Palacio de La Moneda, el presidente Sebastián Piñera realizó un nuevo balance de lo ocurrido antes y después del golpe militar de 1973. La fecha divide a la derecha chilena.
› Por Christian Palma
Desde Santiago
Ya lo había hecho en varias ocasiones, pero ayer era 11 de septiembre y había que repetir el discurso por si quedaban dudas. Tras encabezar una ceremonia ecuménica en el Palacio de La Moneda, el presidente Sebastián Piñera realizó un nuevo balance de lo ocurrido antes y después del golpe militar de 1973. En su discurso aseguró que ya es la hora de la reconciliación de los chilenos. “No tenemos derecho como generación a traspasar a nuestros hijos y nietos los mismos odios que dividieron y tanto dolor causaron a las generaciones que nos antecedieron... El mejor legado no es traspasarles esos odios y querellas, sino un país reconciliado y en paz”, sostuvo.
En esa línea, aseguró que “la inmensa mayoría de los chilenos siente que llegó el tiempo no de olvidar, pero sí de superar los traumas del pasado... Vamos a tener que seguir avanzando por los caminos de la verdad y de la justicia. Toda reconciliación se construye no sobre roca, sino sobre arena”.
En sus palabras, “existe el arrepentimiento, existe la voluntad de enmendar las conductas y existe también la voluntad de reparar el daño causado”.
Lo que Piñera desestimó, por ejemplo, es la entrevista dada el martes por el ex director de la DINA Manuel Contreras –quien cumple una condena por más de 300 años por violaciones a los derechos humanos–, donde aseguró que Villa Grimaldi “nunca fue un centro de detención y tortura, sólo fue un cuartel como muchos que tenía el organismo de inteligencia del régimen militar y el Ejército”.
Contreras defendió a rajatabla el golpe de Estado que terminó con el derrocamiento de Salvador Allende y una tradición democrática de años: “El pueblo de Chile estaba siendo sacrificado, las mujeres violadas... Se salvó a la patria de caer en una dictadura totalitaria marxista, se hizo un pronunciamiento militar”.
Si bien Piñera tiene como activo el haber votado por el No en el plebiscito de 1988, lo que finalmente sacó a Pinochet del poder, varios de sus ministros fueron fieles colaboradores de la dictadura. Además, su principal apoyo son los partidos de derecha, el ultraconservador UDI y RN. En estas coaliciones, no cayó nada bien que el mandatario endilgara responsabilidades a los civiles que de manera cierta o por omisión no ayudaron a frenar las violaciones a los derechos humanos. Incluso habló de “cómplices pasivos”.
“No podemos dejar que pequeñas pasiones o pequeñas diferencias impidan a nuestra generación, a quien nos toca la responsabilidad de vivir el presente, ser la generación que logra por fin hacer de Chile un país reconciliado y en paz”, añadió ayer en una elocución que puede también ser leída como una arenga de campaña para las elecciones de 2017.
La fecha también sirvió para que Piñera hablara con la revista Time. En la publicación estadounidense, fue retratado como el primer presidente conservador en dirigir el país desde el término de la junta militar: “Fue una parte muy oscura de nuestra historia”, dijo.
En relación con Salvador Allende, Sebastián Piñera afirmó que a pesar de que Allende fue elegido democráticamente, “mi opinión es que él empezó por no respetar los principios democráticos básicos... No tuvo ningún respeto por la ley. Esta fue una situación muy dramática para Chile, porque la gente del país no estaba de acuerdo con transformar a Chile en un modelo de socialismo marxista como el de Cuba”, sentenció.
Planteó que “esta situación empezó a convertirse en algo controvertido y muy violento, y al mismo tiempo comenzaron a establecerse grupos armados... Muchas personas llegaron desde Cuba y de otros países de América latina. La situación se tornó muy controvertida y muy violenta por ambos lados. No había diálogo”.
Según Piñera, el golpe de Estado se veía venir inevitablemente. “Al final del día, no hubo una solución democrática, y mi impresión es que muchas de las personas pensaron que la única solución era un golpe militar. La mayoría pensaba que esto sería una situación breve y que la democracia se reanudaría al poco tiempo. El Ejército actuó no porque se volvieron locos un día. No fue algo repentino, no fue una sorpresa”, detalló.
Desde La Moneda, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, señaló que “quienes recuerdan la violencia del pasado, la violencia de ayer, no la pueden recordar con violencia hoy día. Ojalá ese mensaje pueda penetrar la conciencia. En tanto, un llamado a reflexionar y a condenar todo tipo de violencia política hicieron los diputados de RN Karla Rubilar y Pedro Browne, al finalizar el homenaje que la Cámara baja rindió a los parlamentarios detenidos desaparecidos tras el golpe. Dieron a entender que ellos, que nacieron después del 11 de septiembre de 1973, tienen una mirada distinta.
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