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El héroe nacional de Sudáfrica, Nelson Mandela, fallecido el jueves, a los 95 años, pasó sus últimas horas rodeado por sus familiares, amigos y compañeros de militancia política. Según informó el diario Sunday Times, citando a fuentes de la familia de Mandela, los aparatos de respiración asistida fueron desconectados del cuerpo del líder sudafricano. Y aunque respiraba por sí mismo, ya no podía hablar. Desde su salida del hospital el 1º de septiembre, donde estuvo internado a causa de una pulmonía, Madiba se encontraba en su casa del barrio de Houghton, ubicada a las afueras de Johannesburgo, la mayoría del tiempo conectado a varios aparatos y cuidado por un equipo médico de 22 personas.

La mujer de Mandela, Graça Machel (foto), su hija Makaziwe y su nieto Mandla rodeaban a su “Tata” (padre en lengua de su clan xhosa) sobre el final de su vida, consignó el Sunday Times. Mandla Mandela había llegado el jueves por la mañana a Johannesburgo, tras recorrer los 900 kilómetros que lo separaban dede Mvezo, el pueblo en el que nació Madiba, ubicado en la provincia de Cabo Oriental. Mandla fue llamado cuando se supo que el estado de salud de su Tata empeoraba. Según el diario inglés, no está claro si Winnie Madikizela-Mandela, ex mujer de Mandela y compañera de lucha política durante muchos años, también estaba presente.

Una de las últimas personas que vio a Mandela con vida fue un estrecho amigo suyo, el político Bantu Holomisa, líder del Movimiento Democrático Unido. Cuando arribó a la cama del enfermo, alrededor de las 17.30 horas, le quedó claro que Mandela no estaba bien. “Me puse muy triste al ver que había empeorado su salud”, dijo Holomisa al periódico. Dejó a Mandela sobre las 19, casi dos horas antes de su muerte. El Nobel de la Paz falleció cerca de las 20.50 horas. El presidente sudafricano, Jacob Zuma, anunció dos horas después, en un discurso que fue emitido por todas las emisoras sudafricanas: “El hijo más grande de la nación ha muerto en paz”. Antes, Zuma había estado en la casa de Mandela, como lo hicieron otros políticos, amigos y tres sacerdotes. Entre ellos, el empresario Patrice Motsepe, la ministra de Defensa, Nosiviwe Mapisa-Nqakula; el ministro de la policía, Nathi Mthethwa y el de Justicia, Jeff Radebe. Casi a la medianoche, según el Sunday Times, el cadáver de Mandela fue trasladado por soldados al hospital militar de Pretoria.

Los familiares acompañaron al féretro que transportaba el cuerpo de Madiba, envuelto con la bandera sudafricana, desde su casa hasta el aeropuerto militar. Luego, uno de los soldados comentó: “La familia parecía muy fuerte, pero el ánimo era de luto profundo”. Entonces todos comenzaron a cantar canciones tradicionales del movimiento contra el apartheid. El nieto de Mandela y su hija Makaziwe siguieron al ataúd gritando en alto: “Ay, Dalibunda”, en referencia al nombre con el que se conocía a Mandela en su clan, el xhosa.