Desde Santiago

En marzo de 2010, Sebastián Piñera asumió la presidencia con la promesa de bajar los índices de delincuencia del país. “Para mí, el crecimiento y la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico son compromisos básicos y vamos a ser juzgados por eso”, supo decir. El asunto de la seguridad es uno de los temas que más preocupan a los chilenos, puede concluir un desprevenido espectador de noticieros. Pero Chile está en un lugar comparativamente mejor respecto de otras naciones del continente: cuenta tan sólo con dos homicidios por cada cien mil habitantes de acuerdo con el Informe Regional de De- sarrollo Humano 2013-2014 del Programa de Desarrollo de la Organización de Naciones Unidas (PNUD). En contraste, en El Salvador, Guatemala, México y Venezuela la tasa de homicidios es de más de 10 por cada 100 mil habitantes.

El tema del combate a la inseguridad siempre fue enarbolado por los candidatos de la derecha y Evelyn Matthei no es la excepción. Hace un mes, la candidata presentó veintisiete propuestas en materia de delincuencia y seguridad ciudadana que apuntan a ejercer mano dura. “Nosotros estamos por endurecer las penas y por más facultades para las fiscalías y policía”, dijo diferenciándose de la oposición. La coalición Nueva Mayoría considera que la inseguridad es un asunto pendiente, pero no forma parte de los ejes programáticos como son la educación, la reforma tributaria y el cambio constitucional. Asimismo, no cree que sea el camino aumentar las penas a los delincuentes, como tampoco darles más facultades a los carabineros. Iván Borcoski, dirigente del Partido Socialista, señaló a esta enviada que buscarán invertir fondos públicos en la prevención del delito. “Vamos a establecer programas sociales en barrios críticos y vulnerables urbanos en donde la violencia está asociada a la falta de servicios esenciales y de infraestructura. Haremos foco también en los programas de rehabilitación de drogas. Actualmente son exitosos en el ámbito de las iglesias evangélicas, pero es tarea del Estado hacer una fuerte inversión allí.”

El Indice de Paz Ciudadana Adimark, que difundió el diario El Mercurio, reveló que la sensación de temor de los chilenos de sufrir un delito aumentó de un 11 a un 13,3 por ciento. De acuerdo con el estudio, creció la delincuencia en todos los estratos sociales, siendo que en los sectores más vulnerables subió de 32 a 37 por ciento. La encuesta reveló también que en Santiago y en el nivel socioeconómico bajo los hogares víctimas de robo o intento de robo en los últimos seis meses aumentan de 37,7 por ciento en diciembre de 2012 a 39,8 por ciento en julio de 2013. Los hechos delictivos se producen principalmente en los espacios públicos y son delitos no violentos (72 por ciento). Asimismo, el sondeo arrojó una alta insatisfacción con la policía y la fiscalía.

Los encuestados evaluaron al gobierno con un 4, una mala calificación si se piensa que éste contó con un alto presupuesto para el área, y el Congreso le aprobó casi todas las leyes. El ex general director de Carabineros, Alberto Cienfuegos, fustigó a Piñera. “Cuando decía que se les iba a acabar la fiesta a los delincuentes y que cerraría la puerta giratoria fue sólo un slogan de campaña y no una propuesta seria; ésta se ha desvanecido porque los hechos demuestran todo lo contrario.”

El oficialismo intentó aprobar la ley Hinzpeter (por el apellido del ex ministro de Interior) para restringir libertades y manifestaciones públicas, así como un proyecto que proponía aumentar las penas a los que se tapen las caras en las protestas. Un claro ejemplo de que se buscaron mecanismos represivos, advirtieron las organizaciones defensoras de los derecho humanos. Ambas iniciativas quedaron en suspenso. Y probablemente se llenen de polvo.