EL MUNDO • SUBNOTA › LAS PREFERENCIAS DEL REINO UNIDO
› Por Darío Pignotti
Página/12 En Brasil
Desde Brasilia
Gaffe británica. La comunidad diplomática siguió con atención inusual los comicios presidenciales celebrados ayer en los que se impuso Dilma Rousseff, aunque irá a ballottage con Aécio Neves. No escapa a los embajadores afectados en Brasilia que la política externa en vigor desde 2003, caracterizada por los vínculos preferenciales con Argentina y Latinoamérica, junto a la consolidación del grupo Brics, sufriría una vuelta de campana en caso de victoria opositora.
Dos fuentes consultadas por este diario, que se desempeñan en embajadas latinoamericanas, evitaron manifestar preferencias por alguno de los candidatos, aunque consintieron que varios gobiernos sudamericanos se inclinan por la reelección de Dilma, mientras hay señales más o menos tácitas de que Gran Bretaña y Estados Unidos prefieren el fin del ciclo del Partido de los Trabajadores iniciado en 2003.
Uno de los factores que contribuyó al distanciamiento fue el espionaje de la agencia norteamericana NSA, que fue criticada la semana pasada por Dilma en la asamblea de la ONU. En agosto del año pasado, la Cancillería protestó ante las autoridades británicas por la detención, en Londres, de un brasileño ligado a las investigaciones sobre las escuchas ilegales de la NSA. El incidente no afectó las relaciones entre el gobierno de Rousseff y el del premier David Cameron, pese a lo cual el diálogo es bastante menos fluido de lo que fue en la época en que gobernaban Fernando Henrique Cardoso y Tony Blair.
El jueves último por la noche, durante el último debate televisivo antes de las elecciones, transmitido por la cadena Globo, Dilma Rousseff reaccionó con gesto severo frente a los comentarios de sus adversarios, los candidatos Aécio Neves y Marina Silva, lo que mereció una observación socarrona del embajador Alex Ellis. El funcionario británico aparentemente se burló de la candidata a la reelección diciendo en una red social que “tiene problemas para mostrar su cara de disgusto por el botox en sus cejas”.
“Por lo que vi en la televisión y la inmediata publicación del comentario en Twitter, me pareció bastante obvio que el embajador Ellis, con fama de bromista, estaba haciendo una ironía sobre el rostro de Dilma, claro que sin nombrarla”, apuntó uno de los diplomáticos que habló con este diario.
“Cuando Ellis posteó el comentario estábamos viendo el debate de los candidatos con otros diplomáticos de Sudamérica y Europa, eran más de cuatro, y todos entendieron ese tuit como una ironía..., nos pareció que el hombre se pasó de tono con el humor inglés.”
Por cierto el embajador podrá argumentar que él no se refirió a Dilma en su Twitter, pero en los corrillos de algunas embajadas opinan lo contrario. Desde que asumió la misión de Gran Bretaña, próxima al Lago Paranoá, una de las más fuertemente custodiadas de Brasilia, Ellis ha exhibido un temperamento jocoso, afición al histrionismo y cierta inclinación hacia el opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña.
Meses atrás fue convidado especial del humorista Jo Soares, en un programa que se transmite a partir de la medianoche, donde son entrevistados actores, músicos, bailarines, pero casi nunca miembros del servicio exterior de un país extranjero.
Hace un año, el representante de Su Majestad se permitió algunos comentarios risueños durante un desayuno ofrecido a corresponsales, entre ellos el de Página/12.
Entre bocados de papaya, mango y sorbos de café, Alex Ellis justificó la ocupación británica en Malvinas y expresó la intención de que Brasil apoye las inversiones en el marco de una gira con residentes en el archipiélago.
Aquella maniobra propagandística por las “Falklands” tuvo poco suceso porque ningún funcionario importante del gobierno de Dilma recibió a la delegación isleña, que tuvo mejor acogida en el estado de San Pablo, gobernado por el Partido de la Socialdemocracia Brasileña, del candidato opositor Aécio Neves.
El heredero político de Fernando Henrique Cardoso repitió la semana pasada algo que debe sonar amable a los oídos de Ellis: si fuera electo archivaría la diplomacia “ideológica y partidista” de Dilma y Lula, para aplicar una más “pragmática” que restablezca los lazos intensos con las potencias occidentales.
La otra postulante opositora, Marina Silva, propuso, al igual que Neves, la necesidad de mayor apertura comercial hacia Estados Unidos y Europa, sin descartar la firma de acuerdos de libre comercio unilateralmente, al margen del Mercosur.
En septiembre, el jefe del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, Fernando Henrique Cardoso, prometió a banqueros en Nueva York que tanto Neves como Marina garantizan el retorno de la política externa que él implementó durante sus dos mandatos, entre 1995 y 2003, cuando adhirió a la Tercera Vía de Tony Blair.
Los guiños entre el Partido de la Socialdemocracia y el gobierno de Londres son bastante corrientes, y uno de los últimos ocurrió la semana pasada, cuando el embajador Ellis firmó un acuerdo con la gobernación de San Pablo, publicado el día de cierre de la campaña electoral.
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