Por J. P. Velázquez-Gaztelu

Andrés Pastrana dejará la presidencia de Colombia en agosto próximo sin haber logrado su principal objetivo: poner fin a la guerra civil que asuela el país desde hace tres décadas. Asegura con vehemencia que no se trata de un fracaso; al contrario, sostiene que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), principal grupo guerrillero del país y de América latina, están “derrotadas políticamente”.
–¿Cree que es injusta la decisión de la Unión Europea de no incluir a las FARC en su lista de organizaciones terroristas?
–No creo que aquí se hable de justo o injusto. Hay una serie de hechos que hablan por si solos. Lo que sucedió en Boy, en Chocó, lo que ha venido sucediendo desde que las FARC tomaron la decisión de pararse (levantarse) de la mesa de negociación son actos terroristas. Este año llevamos más de 700 actos terroristas realizados por las FARC. Y por eso lo que le estamos diciendo a la Unión Europea y al mundo entero es que el terrorismo se condena o no se condena. En Colombia estamos dispuestos a apoyar a los países que sufren de terrorismo y a pedirles que nos ayuden a nosotros.
–Pero mucha gente en Colombia le culpa a usted, por haber legitimado a las FARC durante el proceso de negociación, por haberles dado status de socio político...
–Un día Manuel Marulanda (“Tirofijo”, máximo líder de las FARC) me envió una carta en la que me preguntaba: “¿Somos o no somos terroristas?, porque usted está negociando con nosotros..”. ¿Cuál fue mi respuesta? Los únicos que pueden autodefinirse son ustedes. Si ustedes siguen secuestrando, masacrando y asesinando colombianos a ustedes el mundo los va a ver como terroristas, pero es una decisión que ustedes toman. Si ustedes no envían señales claras de que están dispuestos a erradicar la droga van a ser vistos como los narcoterroristas. Pero si toman la decisión de sentarse a una mesa de negociación van a ser vistos como un grupo que busca una solución política. Ellos mismos se han definido como terroristas, como narcoterroristas. Si ellos han tomado ese camino, el mundo tiene que tratarlos claramente como lo que son.
–¿Es la ruptura de las negociaciones el mayor fracaso de su mandato?
–Yo creo que es uno de los mayores éxitos, porque logramos precisamente ganar la batalla más importante, que es la batalla política. Esa batalla, nacional e internacionalmente, la ganamos. Hay otro aspecto importante del proceso, que es la agenda de negociación. Con las FARC o sin las FARC, con el ELN (Ejército de Liberación Nacional) o sin el ELN tenemos que avanzar. ¿La agenda que tuvo de importante? Fue un proceso en el cual gobierno, guerrilla, sociedad civil, sector privado, ONG, iglesias, partidos políticos, participaron, y hoy lo que tenemos ahí es una guía, una carta de navegación, para los próximos gobiernos. El próximo gobierno parte de una situación totalmente distinta a la nuestra.
–¿Es posible volver a la mesa de negociación a corto plazo?
–Quienes tomaron la decisión de acabar el proceso de negociación fueron las FARC. Hay una división en las FARC entre el ala política y el ala militar. ¿Quién ganó, quien fue? El ala militar al ala política. Las FARC regresarán a la mesa de negociación cuando el ala política triunfe sobre el ala militar. Yo sigo creciendo en una solución política negociada.
–¿Puede romperse el ciclo de violencia?
–Hay que romperlo. El tema de la agenda del que hablaba anteriormente es muy importante. Por primera vez hay una carta de navegación en que nos pusimos de acuerdo los colombianos, y en buena parte es justicia social. Eso es, en buena parte, lo que hemos querido hacer con el Plan Colombia. El 75 por ciento del Plan Colombia es inversión social. La paz es el mejor negocio para los colombianos. La guerra nos cuesta cuatro o cinco puntosde crecimiento. Un país como Colombia, que va a crecer este año un 2,5 por ciento, podría crecer entre 6 y 7 por ciento.