EL MUNDO
• SUBNOTA › RESULTADOS DEL DESMANTELAMIENTO DEL LONDONISTAN
Los nuevos militantes invisibles al radar
Por Eduardo Febbro
Desde París
Ali Laïdi, investigador en el Instituto de Relaciones Internacionales y estratégicas (IRIS) y autor del libro La Jihad en Europa, afirma que los verdaderos vectores del terrorismo “son los problemas que los musulmanes enfrentan en el mundo entero, especialmente en Chechenia, Afganistán e Irak. El nudo gordiano es la situación en Palestina”. Por otra parte, Al Qaida ha demostrado en Gran Bretaña que puede golpear el corazón de una capital europea sirviéndose de otro tipo de protagonista: jóvenes sin historia y sin lazo conocido con los medios radicales.
Claude Moniquet, director del Iseisc, un centro de estudios estratégicos de Bélgica, establece un retrato realista de los “nuevos combatientes del Viejo Mundo”. El especialista los define como mucho más jóvenes que sus predecesores –entre 18 y 20 años– y, sobre todo, vírgenes de todo prontuario. Son invisibles a los servicios de inteligencia. Los investigadores europeos están convencidos de que existen cuatro niveles de intervención en los atentados de Londres: una célula logística, otra encargada de la seguridad de toda la acción, la llamada “célula operativa” y el cerebro que planificó el atentado. La otra conclusión de los servicios radica en que el conjunto de las acciones fue “orquestado” por un miembro de Al Qaida enviado a Gran Bretaña. Jean François Daguzan, especialista del terrorismo y miembro de la Fundación para la Investigación Estratégica, recuerda que, en los últimos años, tanto Londres como París lograron “desmantelar una decena de grupos que se aprestaban a cometer atentados. Las dos capitales corrían más rápido que los terroristas. Pero ahora hubo un grupo que pasó entre las redes policiales. Es el combate tradicional entre la espada y el escudo”.
Gis de Vries, coordinador de la lucha antiterrorista de la Unión Europea, sostiene que ha quedado “claro que Europa ha dejado de ser un teatro de apoyo logístico para los atentados previstos en otras partes. Europa se ha convertido en un blanco en sí mismo. Somos conscientes del riesgo de que, algún día, Europa sea el escenario de un ataque con armas no convencionales. Es preciso que la situación en Irak y en Medio Oriente se estabilice. El argumento iraquí torna sensible el discurso de quienes vienen a Europa a reclutar combatientes. Estados Unidos debe asumir su responsabilidad en la resolución de los conflictos regionales que alimentan la guerra santa (Jihad)”.
Los expertos europeos en terrorismo adelantan dos datos cuando explican cómo y por qué las redes de los servicios de seguridad fueron permeables: uno, el desmantelamiento del llamado Londonistán, la nebulosa islamista que Gran Bretaña permitió que se instalara en Londres y que, a partir del 2004, empezó desbaratar; dos, la fractura entre dos corrientes del Islam salafista. Selma Belaala, una investigadora francesa que llevó a cabo un incomparable trabajo en los medios islamistas de Londres, recuerda que la fecha clave es el mes de marzo, cuando Londres cerró la célebre mezquita de Finsbury Park. “A partir de allí, ya nadie supo quién hacía qué. La concentración de los salafistas en la mezquita de Finsbury permitía controlar todos los movimientos. Pero cuando Finsbury se cerró, el movimiento ultra radical de los salafistas se volvió invisible.” Londres, en suma, perdió de vista a los radicales que residían en su suelo. Y allí residía el palestino Abu Qatada, considerado como el jefe de Al Qaida en Europa. La fractura entre las corrientes combatientes es también tomada en cuenta por los servicios implicados en la lucha antiterrorista. Selma Belaala destaca que “nos encontramos en una fase de disidencia: están los salafistas jihadistas que actúan dentro de un marco muy preciso, el de la guerra territorial, y aquellos que buscan extender la Jihad. Los grupos más radicales no ven más la Jihad como una liberación de los territoriosmusulmanes ocupados sino como una acción armada contra los regímenes impíos, sean musulmanes u occidentales”.
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