EL MUNDO
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Homenajes
Por M. J.
Desde Londres
Al mediodía Londres hizo silencio. El tráfico quedó congelado. Los bancos, la Bolsa, los negocios pararon el vértigo diario. La gente dejó de caminar y hablar. Fueron dos minutos en conmemoración de las víctimas de los atentados del pasado jueves de un país que no sale del asombro. Y por la noche una vigilia de miles de personas confluyó en la Plaza Trafalgar para recordar y repudiar. El espíritu y las palabras eran desafiantes. El miedo, los interrogantes, la incertidumbre iban por dentro. En esa plaza hace nueve días la gente había celebrado la consecución de los Juegos Olímpicos de 2012. Anoche pesaban las advertencias del jefe de la policía metropolitana, Sir Ian Blair: “Este ataque hace mucho más probable la realización de un segundo atentado”. En una ciudad de sirenas de policía y falsas alarmas, los dos minutos de silencio al mediodía fueron algo estremecedor. En la estación de King’s Cross, símbolo de los ataques, una pequeña multitud se congregó en torno del patio donde la gente sigue depositando ofrendas a las víctimas.
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