EL MUNDO
Qué, quiénes, cómo, por qué, hacia dónde, de qué
Los atentados de Londres han causado una verdadera “niebla de guerra”, en la que se confunde no sólo el público sino también la policía. Pero algunas preguntas ya empiezan a tener respuesta.
Por Marcelo Justo
- ¿Quién está detrás de esta campaña terrorista en Londres?
Tres organizaciones se atribuyeron la responsabilidad de los atentados del 7 de julio. La más creíble es una oscura Organización Secreta de Al Qaida en Europa de la Jihad que emitió un comunicado el mismo jueves 7 de julio y dijo que una “cruz de fuego” estaba ardiendo en Londres. El tercero de los comunicados de reivindicación de los atentados, en cambio, correspondió a la organización de Al Qaida Abu Hafs al Masri, la misma que ayer se atribuyó las acciones del jueves. En el primer atentado el gobierno y la policía han dicho que se trató de extremistas islámicos o, en palabras de Tony Blair, que tenían “todas las señales de ser atentados de Al Qaida”.
- ¿Entonces es obra de Osama bin Laden?
Los expertos en temas de seguridad coinciden que hay dos Al Qaida. La liderada por Osama bin Laden tuvo su cénit con los atentados contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre y a partir de la invasión de Afganistán sufrió un paulatino y casi irreversible desmembramiento. Era una organización con grandes recursos económicos y una importante capacidad militar, con combatientes experimentados y la base de entrenamiento que le daba al régimen talibán en Afganistán. De esa Al Qaida queda la figura icónica de Bin Laden y una metodología operativa utilizada por una serie de grupos radicalizados islámicos en todo el mundo. Según los expertos, al utilizar grupos de distintos países el mismo nombre crean la ilusión de una unidad operativa global que en realidad no tienen.
- Sin embargo, en estos atentados en Londres parece haber muchas coincidencias. ¿Pueden haber sido ejecutados por el mismo grupo?
Es cierto que los atentados tienen puntos en común. En ambos casos se intentó atacar los cuatro puntos cardinales de la capital: norte, sur, este y oeste. En ambos casos, tres bombas explotaron simultáneamente mientras que la cuarta lo hizo casi una hora más tarde en un autobús. Ambas tuvieron lugar un jueves. Aparentemente se utilizó el mismo tipo de explosivo de fabricación casera, el TATP o triacetona triperoxida. Pero los expertos de seguridad creen que este tipo de grupos actúa con gran autonomía y, a lo sumo, están lábilmente conectados por una persona que actúa como nexo.
- ¿Por qué las bombas explotaron con precisión en el primer atentado y no en el segundo?
Está todavía por determinarse. Una de las razones por las que se piensa que se trata de TATP es que el explosivo caduca con gran rapidez –a las tres semanas– por la gran volatilidad de la acetona. En el segundo atentado se habría utilizado el mismo “lote” de explosivos que en el primero, pero con fecha caducada. Se cree que ambos “lotes” provenían de la misma fábrica de explosivos allanada en Leeds el martes de la semana pasada. Otra de las razones por las que falló el segundo atentado es que los detonadores eran de fabricación casera.
- ¿Qué se sabe del primer atentado hasta ahora?
Se sabe que lo ejecutaron cuatro musulmanes británicos (uno de ellos nacido en Jamaica). Se conoce el nombre de los cuatro, que tres de ellos eran de Leeds en el norte de Inglaterra, mientras que el cuarto era de Aylesbury, a unos 100 kilómetros de Londres. Se sabe que estos cuatro jinetes del apocalipsis se encontraron en Luton y de ahí viajaron en tren a King’s Cross, donde se dividieron en dirección sur, este, oeste y, presumiblemente en el caso del último, norte. Se sabe que al menos tres de ellos viajaron a Pakistán en los meses previos donde estudiaron en madrassas, escuelas privadas religiosas islámicas. Se calcula que hay unas10.000 madrassas en Pakistán y que muchas están muy influidas por las corrientes más extremas del islamismo. Se cree que el cerebro del operativo podría encontrarse en estas madrassas.
- ¿Eran atacantes suicidas?
Es la teoría más aceptada, pero no está 100 por ciento probada. Hay unos cuantos cabos sueltos. Los cuatro atacantes tenían pasaje de ida y vuelta. No se encontró el típico mensaje de los atacantes suicidas explicando las razones de su inmolación. Llevaban consigo documentos que permitieron su identificación, como el carnet de conducir y tarjetas de crédito. En los dos coches que dejaron en una playa de estacionamiento en Luton había explosivos y detonadores: ¿por qué llevarlos si no los iban a volver a usar? Según fuentes policiales británicas, los ejecutores del segundo atentado podrían haber contado con estos detonadores. Como no los tenían tuvieron que manufacturar detonadores caseros que no funcionaron adecuadamente.
- ¿Puede haber nuevos atentados?
El gobierno y la policía dan por descontado que esto es altamente probable. Según la policía hay unos 200 militantes radicales islámicos decididos a ejecutar nuevos atentados.
- ¿Qué consecuencias políticas tendrá esto?
En un primer momento el atentado del 7 de julio favoreció al primer ministro Tony Blair por el conocido fenómeno de aglutinamiento en torno del líder en momentos de crisis, tal como también ocurrió con George Bush después del 11 de septiembre. Salvo contadas excepciones, nadie planteó un posible vínculo entre la invasión a Irak y estos atentados. Esta semana ese consenso empezó a resquebrajarse. El miércoles, el intendente de Londres, el laborista Ken Livingstone, criticó duramente la política occidental hacia los países musulmanes en las últimas décadas. Según el analista político de la BBC Andrew Marr, el primer atentado pudo producir la ilusión de que se trataba de una acción aislada, pero el segundo, aunque de mucho menor eficacia, puede tener un impacto psicológico y político mucho más fuerte porque demostraría que es el comienzo de una campaña. Esto enfrentaría nuevamente a Blair con esa pesadilla que no lo abandona: su decisión de ir a la guerra con Irak. Lejos de volver al país mucho más seguro, la invasión podría percibirse como el catalizador de una nueva generación de terroristas.