Lun 07.01.2002

EL MUNDO • SUBNOTA

Compás de espera

India y Pakistán continuaron esta semana con su escalada militar en su disputa de la región del Kashmir, donde hay todos los días intercambio de disparos y evacuaciones masivas. Dado que son potencias nucleares y el conflicto es demasio próximo al de Afganistán, Estados Unidos, Rusia y Gran Bretaña están mediando a todo vapor para calmar la tensión en la región.

Gulf News
Desde el 11 de setiembre, muchos países tuvieron que funcionar con pragmatismo. Un ejemplo es Pakistán. Su presidente, Pervez Musharraf, pudo neutralizar por el momento a la India, en el exterior, y a los grupos extremistas islámicos en su interior. Musharraf está convencido de que su actitud era una decisión valiente que pone el interés nacional por encima de otras consideraciones. Pero Musharraf y el liderazgo paquistaní enfrentan ahora una prueba difícil en su partida por la seguridad, porque más allá de querer bajar la disputa con India, la verdadera raíz del extremismo islámico es la pobreza. Esto es lo que Musharraf tiene que solucionar. (Editorial)

The Times of India
El terrorismo de Pakistán es un problema profundamente complejo, y de hecho se sustenta en la recurrente evasiva del presidente Bush a intervenir en el asunto. Obviamente que hay temores de que acciones precipitadas para frenar el terrorismo puedan desestabilizar al gobierno paquistaní. Y así como se favorece el incremento del terrorismo en Pakistán, el país se niega a hacerle frente a esa verdad. El apoyo de Pakistán al terrorismo en contra de India es comparable a su actitud hacia Al-Qaida y los talibanes. En ambos casos, Musharraf exigió pruebas de la conexión de los hechos con el terrorismo extremista islámico. Y sólo se involucró en la lucha contra el terrorismo cuando fueron amenazadas la soberanía de Pakistán y su viabilidad económica.(Editorial)

Dawn
Algunos hombres de la línea dura india dijeron que Pakistán es una “república bananera”, y los más extravagantes le preguntan a su gobierno “¿por qué no podemos actuar como Estados Unidos en Afganistán o los israelíes con la Autoridad Palestina?”. A pesar de estar urgido a imitar el ejemplo norteamericano, Nueva Delhi ignora algunos hechos profundos. Pakistán no espera sentado, como hicieron Afganistán y los palestinos. India podrá tener superioridad en armas convencionales, pero la historia nos muestra que el conflicto indopaquistaní no se ha saldado nunca, definitivamente, a favor de los indios. Es una apuesta riesgosa precipitar una acción militar contra Pakistán, sobre todo, por el tamaño nuclear de la aventura. (Khalid Mahmud)

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