Washington anunció ayer que está “examinando” la decisión de nacionalizar los hidrocarburos en Bolivia. Según explicó ayer el vocero de la Casa Blanca, Scott McClellan, “no tienen conocimiento del paso oficial de la privatización a la nacionalización”. Más aún, el vocero presidencial aseguró que “no han podido determinar si se produjeron algunos cambios oficiales y qué impactos podrían tener”. La declaración, aunque cauta, no deja de ser llamativa, dado el tenor de la decisión que tomó el gobierno de Evo Morales el lunes pasado y que ha provocado reacciones en toda la región. Por otro lado, el vocero del Departamento de Estado estadounidense, Sean McCormmack, adelantó que el gobierno de George Bush va a “observar con mucha atención cualquier impacto potencial sobre el ambiente para la inversión en el sector privado boliviano, en el sentido de la adhesión del gobierno boliviano a sus obligaciones contractuales”. Para McCormmack, la principal “preocupación” de su país es que el gobierno de La Paz “cumpla sus contratos”, nada más.