EL MUNDO • SUBNOTA › CHAVEZ FESTEJO EN LA HABANA Y SE REUNIO CON RAUL
Raúl Castro se dejó ver. Durante unos escasos 58 segundos, el hermano menor de Fidel y el líder provisional de Cuba, se mostró ante las cámaras de televisión cubanas mientras recibía al presidente venezolano Hugo Chávez, en la pista del aeropuerto de La Habana. Se lo vio tranquilo y sonriente, vestido con su tradicional uniforme militar. El mandatario venezolano decidió hacer una visita de un día a la isla para participar de los festejos por los 80 años del veterano dirigente cubano, que actualmente se recupera de una operación importante. Su regalo para Fidel: una taza y un plato que perteneció a la vajilla del prócer latinoamericano, Simón Bolívar.
Hacia el mediodía, cuando aún los cubanos no se reponían de la publicación de las nuevas fotos de Fidel, Raúl hizo su primera aparición en público desde que empezó la crisis de salud de su hermano mayor. El dirigente de 75 años y el vicepresidente Carlos Lage esperaron a Chávez y a su comitiva, encabezada por el ex presidente del Parlamento y actual canciller, Nicolás Maduro, al pie del avión. Las imágenes –que no tienen audio– sólo muestran cómo los dos mandatarios se fundieron en un fuerte abrazo y después partieron para el centro de la capital. Según la Presidencia de Venezuela, Chávez y Raúl tuvieron una “reunión privada”, aunque no quiso precisar de qué hablaron.
El sábado a la noche, ante decenas de miles de personas, Chávez presentó el regalo que le llevaría al otro día a su amigo cubano. Luego de presentar su candidatura para la reelección presidencial en diciembre próximo, el mandatario mostró la taza y el plato de la vajilla personal de Bolívar que le obsequiará a Fidel. Sin embargo, antes de terminar su discurso, Chávez adelantó que también le entregará “otro regalito”, que no quiso develar. Desde Bolivia, el tercer aliado del “eje”, el presidente Evo Morales, envió un saludo de cumpleaños ayer y afirmó que Fidel Castro “ya está recuperado” y que “pronto se incorporará al trabajo”. Morales aprovechó la inauguración de un hospital, cerca de La Paz, que había sido construido con ayuda cubana, para hablar de su amigo cubano.
La aparición de Raúl había sido muy esperada por los cubanos y también por el resto del mundo, que desde hace dos semanas no le quita los ojos de encima a lo que sucede en Cuba. Ocupado en preparar la defensa del país –según aseguran en el gobierno– y por una vieja precaución después de cientos de atentados fallidos, el nuevo líder provisional de la isla no solía coincidir mucho con su hermano mayor en los actos o las apariciones públicas. Tampoco era muy común verlo sólo presidiendo un acto, con excepción de los aniversarios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que desde hace años él dirige.
Pero su silencio en los últimos 13 días, ahora que ocupa el máximo cargo del régimen, estaba generando un clima de incertidumbre entre los cubanos. Su aparición de ayer, no obstante, no parece haber cambiado esta situación. Sin discurso y alejado de cualquier multitud, la aparición del nuevo líder interino de Cuba pareció más un acto de cordialidad hacia un amigo, que una presentación pública de un dirigente político.
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