La visita de tres pingüinas a Buenos Aires, sin plata y con poca planificación, tuvo sus contratiempos. María Huerta viajó al país junto a dos compañeras del Consejo Nacional de Estudiantes (CNE), una rama de la asamblea estudiantil. A diferencia de Huerta, que pertenece a un colegio público, Daniela Estrada y Josefa Fica son dirigentes de colegios privados. Particulares y públicos trabajan juntos en la asamblea, pero tienen sus resentimientos. Los públicos les achacan a los privados el poco interés que demostraron en el pasado. Los privados se defienden diciendo que “la información no les llegaba”. La primera excursión pingüina fue al Colegio Nacional Buenos Aires, donde pretendían comunicarse con el Centro de Estudiantes. “Cuando llegamos nos dijeron que teníamos que mandarle un mail al rector, para informarle qué queríamos hablar con los alumnos”, explicó Fica. “Todo un trámite para poder hablar con los alumnos”, acotó en tono de queja Huerta. Las pingüinas no se quedaron con esa respuesta. Se encontraron con los estudiantes afuera del colegio e intercambiaron experiencias y mails. “Algunos estudiantes quieren hacer cambios, pero no encuentran la forma de decir ‘No me gusta’”, explicó Estrada.