EL MUNDO • SUBNOTA › MENOS INMIGRACION Y SUBSIDIOS
› Por Mercedes López San Miguel
Francia le dio luz verde a un sismo económico. El programa de reforma de Nicolas Sarkozy apunta a restarles cargas a las empresas, restringir los derechos de los sindicatos, limitar más a la inmigración, recortar subsidios sociales y la jornada laboral, que es hoy de 35 horas semanales. “La mayoría de los franceses votó por el discurso de Sarkozy, que representa una ruptura con la derecha francesa tradicional, que no cuestionaba el rol activo del Estado en lo social”, señala en esta entrevista telefónica Federico Vacas, director de Estudios de la consultora Ipsos Francia.
–¿Cómo interpreta el resultado de esta segunda vuelta?
–La diferencia de seis puntos entre ambos candidatos es la que se esperaba, similar a la de la primera vuelta. Hicimos un boca de urna grande para determinar cómo votó la izquierda, la derecha y el centro. Royal necesitaba una masiva participación de la izquierda –como del 90%– y obtuvo un 72 por ciento; también necesitaba que los electores de Le Pen (ultraderecha) no salieran a votar masivamente. Pese a que Le Pen llamó a la abstención, dos tercios de su electorado salió a votar por Sarkozy. En cuanto al votante de centro, que en primera vuelta se decidió por François Bayrou, un 40 por ciento eligió a Sarkozy y un 38 por ciento a Royal, fue muy parejo. Los socialistas tendrían que haber sacado una ventaja con los votos del centro.
–¿Cómo hará Sarkozy para llevar a la práctica la proclamación “lepenista” que hizo en la campaña, dureza con la inmigración, exaltación del nacionalismo...?
–El discurso de Sarkozy entre la primera y la segunda campaña se moderó, porque el electorado de Le Pen estaba asegurado. La campaña ya no pasó tanto por la inmigración y la seguridad sino que el eje estuvo en la reforma político-económica, para recuperar al electorado de centro. Publicitó la idea de limitar los fondos al desempleo y la pobreza. De todas formas, Sarkozy llega a la presidencia con el apoyo muy fuerte de un 25 por ciento frente a una antipatía muy fuerte de otro 25 por ciento. Es una de las personalidades políticas que más divide a la sociedad.
–¿Esta votación confirma la derechización de Francia?
–Francia votó a la derecha, en general, desde la década del ‘90. Lo interesante ahora es que el discurso de Sarkozy representa una ruptura con la derecha tradicional de De Gaulle y de Chirac; es un discurso más liberal, de ahorro del Estado. El programa de Sarkozy apunta a bajar las cargas de las empresas para enfrentar la deslocalización de la mano de obra y la competencia de China. En pos de esa competitividad económica, habrá reducciones de las cargas patronales y de los impuestos a los más ricos, y se prevé una modificación a la ley de las 35 horas de trabajo. Además, uno de los proyectos de la derecha será aumentar el IVA a todos los productos para reducir las cargas sociales. El interrogante que surge es qué pasará con el contrato de trabajo de duración indeterminada. El gobierno saliente de Villepin intentó reformar el contrato de trabajo de los jóvenes. Sarkozy no tuvo una posición clara al respecto, no se sabe si va a intentar esa reforma.
–El otro interrogante es cómo reaccionarán los jóvenes de los suburbios pobres y multirraciales a la presidencia de Sarkozy, siendo que éste, como ministro del Interior, los llamó “escoria” en octubre 2005...
–Es clave cómo reaccionen los barrios populares y ese 25 por ciento de los franceses que detesta a Sarkozy. Si vemos la sociología del electorado, los jóvenes votaron mayormente a Royal (58% frente a un 42% de Sarkozy). A Sarkozy lo votaron en gran medida los jubilados (65%) y en las zonas rurales (57%). Puede ser que haya un período de adormecimiento y de espera.
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