Mar 09.10.2007

EL MUNDO • SUBNOTA

“Somos guevaristas, socialistas y somos revolucionarios, no lo oculto”

El presidente de Bolivia, Evo Morales, llegó a Vallegrande, el lugar donde estuvo oculto el cadáver del Che hasta que fue descubierto y trasladado a Cuba. Reivindicó la figura del guerrillero a pesar, dijo, “de que habrá muchos repudios por mi presencia aquí”.

› Por M. P.
desde Vallegrande, Bolivia

El escenario y la tarima de madera estaban en medio de un inmenso espacio abierto enclavado entre sierras verdes. Era el aeropuerto de la ciudad. Nadie habría imaginado que ése era el lugar ideal para el cierre del encuentro mundial Ernesto “Che” Guevara. Estaba lejos del centro, la mayoría de los participantes debían caminar muchas cuadras y no había suficientes autos ni micros que pudieran transportarlos. Era un escenario a trasmano, no se explicaba mucho su elección. Salvo que a pocos metros se encontrara el Mausoleo del Che, un caserón construido sobre lo que fue su tumba –en realidad otra fosa común de las tantas con las que se construyó la historia latinoamericana– hasta que sus restos fueron trasladaron a Cuba hace ya diez años. Hasta ese sitio tan alegórico llegó Evo Morales en un helicóptero del Ejército. El presidente boliviano recibió regalos, escuchó discursos y siguió con atención las letras de varias canciones en homenaje al Che. Si alguien esperaba que pusiera distancia con la figura del guerrillero ahora que es jefe de Estado, Evo volvió a sorprender.

“Estoy segurísimo de que habrá muchos repudios a mi presencia aquí. Pero no tengo que ocultarlo. Somos guevaristas, somos socialistas, somos revolucionarios”, declaró. Siguió una estridente ola de vítores y aplausos, pareció un reconocimiento por haber tomado cierto riesgo. Evo llegó con su ya conocida chomba –un saco negro de cuello Mao y motivos incaicos– y una camisa a cuadritos. Lo acompañaban sus ministros Luis Echazú (Minería), Alfredo Rada (Gobierno) y el vocero Alex Contreras. Sobre el palco lo recibieron el titular de la Fundación Che Guevara, Osvaldo “Chato” Peredo, y el embajador de Cuba en La Paz, Rafael Dausá Céspedes. Sobre el pasto lo vivaban sus simpatizantes, los militantes del MAS que portaban la multicolor bandera wiphala, y una nutrida delegación de extranjeros, sobre todo latinoamericanos.

“Se siente/ se siente/ Evo presidente”, cantaban los partidarios del MAS. Algunos habían venido de La Paz, donde el partido de Evo tiene una hegemonía indiscutida. El panorama es muy distinto en la zona del Oriente, donde está Vallegrande. Aquí es fuerte el opositor Podemos, como también la cruzada por la autonomía para Santa Cruz de la Sierra. Como trasfondo del reclamo, está la pelea por el manejo de los recursos naturales –gas, petróleo– que abundan en esta región. Evo quiere garantizar su control por el Estado para impulsar con ellos la distribución de la riqueza. La oposición quiere lo contrario.

“De nada serviría un presidente indígena si no recuperáramos los recursos naturales –dijo ayer Evo desde el palco–. En el año 2005 Bolivia apenas recibía trescientos millones anuales como regalías. Hoy, gracias a la modificación de la ley de hidrocarburos que ha costado sangre, disponemos de dos mil millones. ¡Es el cambio!”, argumentó. Luego hizo un balance similar con las reservas internacionales de Bolivia. “Antes de asumir teníamos 1700 millones de dólares. Este año vamos a tener 5000 millones. ¿A dónde iba el resto de la plata? Se la quedaban unas pocas familias y los organismos internacionales”, denunció.

Antes de que hablara Evo fueron desfilando invitados de toda América latina. Pasaron el Movimiento Sin Tierra de Brasil; el abogado paraguayo Martín Almada –que descubrió los archivos del Plan Cóndor de su país y ayer criticó muy duro al gobierno argentino por los seis campesinos paraguayos que permanecen detenidos en Marcos Paz a la espera de su extradición–; los militares cubanos y ex compañeros de Guevara, Rogelio Acevedo y Leonardo Tamayo (Urbano); los cantautores Daniel Viglietti y Santiago Feliú. En algo bastante infrecuente en estos actos, el presentador se animó a hacer algunas bromas y lo hizo con una buena lectura de la oportunidad. “Urbano sigue sabiendo cómo escapar de las emboscadas”, comentó luego de que el cubano fuera obligado a hablar en público cuando no lo tenía previsto. Evo festejó la ocurrencia con una leve sonrisa.

Entre los invitados con derecho a hablar también figuraba Luis D’Elía, pero al dirigente de la FTV se le demoró el viaje (se trasladó desde Buenos Aires con una camioneta de su organización) y se tuvo que conformar con sentarse en el estrado. Por el césped se veían banderas del PCR, FJC, Madres de Plaza de Mayo: eran parte de la delegación argentina, que no fue precisamente de las más numerosas. Además de las ovaciones a Evo, desde la multitud surgieron muchos aplausos al uruguayo Viglietti y al cubano Feliú. El primero hizo delirar (lo cual no es muy fácil) a los campesinos del Altiplano con su clásico “Dale la mano al indio”. Eléctrico como siempre, Feliú obligó a que le pidieran un bis y cantó “Mi mujer está muy sensible”: “Soy yo que no me canso de quererte más”, entonó para emoción de muchos presentes.

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