EL PAíS
Duhalde usó la doctrina Batlle y aceptó las disculpas de Lula
Cuando el presidente uruguayo despotricó sobre la Argentina su par argentino aceptó sus excusas. Frente a un lapsus de Lula hizo lo mismo. Menem, criticado por el brasileño, fue más duro.
El presidente Eduardo Duhalde aceptó las disculpas del candidato a presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, y pidió “no magnificar” sus declaraciones del martes, cuando afirmó que “Brasil no es una republiqueta, no es Argentina”. Igual que hizo cuando ocurrió un incidente por el estilo con el presidente uruguayo, Jorge Batlle, a comienzos de junio, Duhalde optó por salir del paso con un discurso componedor. “Lo que sí debemos magnificar y mucho es la relación de la Argentina y Brasil y el destino común de nuestros pueblos”, respondió. Lula hizo lo que pudo por frenar la polémica. En una carta que le envió al radical Rodolfo Terragno, desautorizó la interpretación que se hizo de sus palabras.
“Aceptamos la declaración hecha por el vocero de Lula”, aclaró Duhalde, momentos antes de subirse al avión que lo llevaría justamente a Brasilia para una visita de carácter oficial. “La Argentina y Brasil, juntos, constituyen la primera potencia exportadora de alimentos del mundo. Nuestros pueblos tienen un futuro inimaginable y nada puede empañar el destino común”, profetizó el Presidente.
André Singer, vocero del candidato presidencial del PT, había explicado que hubo una “equivocación en la transcripción” de las palabras de Lula y que lo que en verdad sucedió “fueron dos frases con sentido absolutamente distintos que al ser dichas en secuencia se juntaron y generaron un mal entendido”. “En ningún momento queremos pelear con la Argentina. Todo lo contrario, queremos estar juntos con la Argentina”, enfatizó Singer.
Además, en la carta que le envió a Terragno en su carácter de presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Lula remarcó la “admiración” que sentía por la Argentina y que la relación con nuestro país será “una prioridad” para Brasil si llega a ganar las elecciones.
Según la transcripción de las declaraciones realizadas al grupo periodístico Estado de San Pablo en un ciclo de entrevistas con candidatos presidenciales, las famosas dos frases que dijo Lula fueron: “Lo que debemos hacer es crear en la sociedad brasileña la idea fija de que nuestro país no es una republiqueta cualquiera. Este país no es la Argentina, este país no quiebra, y este país puede recuperarse”.
La novedad fue que hasta entonces Lula había evitado hacer comparaciones sobre la situación brasileña y la argentina, algo de lo que en cambio nunca se privó el candidato oficialista José Serra. Ayer, incluso, el candidato de Fernando Henrique Cardoso no sólo remarcó que la situación de los dos países era incomparable sino que tanto la Argentina como el Mercosur son “un lastre” para la economía brasileña.
El candidato presidencial, José Manuel de la Sota, también evitó condenar a Lula. “Me extrañan sus declaraciones porque acabo de escucharlo y tuvo manifestaciones muy positivas respecto del Mercosur”, respondió el cordobés, quien armó una buena relación personal con Lula cuando ocupó la embajada argentina en Brasilia. De la Sota opinó que “indudablemente” existe una campaña que busca mostrar a Lula como “un cuco que se come a los chicos”. Con todo, conjeturó que la famosa frase del candidato del PT puede haber sido cierta ya que en el marco de la campaña electoral en Brasil “es común que los candidatos tomen de ejemplo a la Argentina por la crisis del país”.
En forma diferente reaccionó el también precandidato justicialista y gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, quien si bien coincidió con el candidato del PT que en muchos temas “el país se mueve como una republiqueta bananera”, se sintió “molesto” por el tono utilizado por Lula. “Me parece que no son temas que debieran estar en las manos de quien aspira a ser presidente de los brasileños. Lo que tiene que pensar es cómo va a gobernar Brasil”, se enojó Kirchner.
Del ex presidente Carlos Menem no se podían esperar halagos justo después de que Lula lo colocara en una lista de políticos latinoamericanos corruptos junto a Fernando Collor de Mello, entre otros. “El único corrupto es él”, respondió Menem. “No se puede tolerar expresiones como la de tratar a la Argentina como una republiqueta. Es un lengua larga total”,agregó el ex presidente, quien ya había vaticinado “problemas para los grandes inversores”, en caso de que en Brasil triunfe el PT.
En medio del ruido, el vicejefe de gabinete, Eduardo Amadeo, optó por filosofar en voz alta: “La gente se ocupa de nosotros con poco cuidado, pero debemos reflexionar si no hemos hecho algo para merecernoslo”.