Sáb 05.10.2002

EL PAíS  › RESCINDIERON EL CONTRATO
DEL PRINCIPAL IMPLICADO EN EL ESCANDALO DE COIMAS

Bercún perdió una pata de sus lobbies

Después que Página/12 reveló que el lobbysta cobraba a la vez de los bancos y del Estado, Lavagna anunció que lo despedía. Bercún recibía 19.000 pesos por mes para llevar información que el Senado publica regularmente. El hombre no engrosará la lista de desempleados: le quedan más contratos más jugosos.

› Por Eduardo Tagliaferro

En el país del desempleo, alguien que logra ser contratado por tres o cuatro reparticiones, con sueldos monumentales, y para cumplir en todos los casos con la misma tarea, debería alcanzar la estatura de ídolo. Sin embargo, la picardía y la viveza criolla fueron desplazadas por la indignación. La foto de Carlos Bercún, un amante del bajo perfil hasta hace poco tiempo desconocido para el gran público, refleja no sólo a un hombre influyente que puede cumplir funciones simultáneas para dos patrones, sino también un verdadero retrato de una época que no finalizó con la ida de Carlos Menem del Gobierno. A primera hora de la mañana de ayer, en sus habituales ruedas de prensa, el jefe de gabinete, Alfredo Atanasof, comunicó que el ministro de Economía, Roberto Lavagna, había rescindido el contrato que unía al lobbysta con el ministerio. Contrato que tal como adelantó Página/12 le reportaba a Bercún unos 19 mil pesos mensuales. El titular del Senado, el cordobés Juan Carlos Maqueda, rompió su habitual mutismo con la prensa para señalar que “es muy grave que Bercún cobre 230 mil pesos del Estado y al mismo tiempo trabaje para los bancos”. Lo que no casualmente Maqueda olvidó de subrayar es que lo verdaderamente grave del caso es que la información a la que suele acceder el lobbysta es suministrada por el propio Senado. Encumbrados legisladores y hombres de la política están en su agenda: un destacado senador oficialista reconoció que “todos son amigos de Bercún”.
A su contrato con la Asociación de Bancos de Argentina (ABA), por la que percibe 25 mil pesos mensuales, Bercún le sumó otro con Economía por 19 mil por mes. Por el expediente judicial, ayer se conoció que el Citibank también reconocía tenerlo contratado por otros 27 mil pesos mensuales. Como si fuera poco para el bolsillo del caballero, para la cartera de la dama, personas vinculadas con el Banco Central contaron a este diario que el lobbysta supo tener un conchabo con la entidad, en tiempos de Pedro Pou. En ese entonces, sus honorarios aparecen como más modestos. De acuerdo con la versión, habrían sido aproximadamente unos 3 mil pesos mensuales. El interrogante que no se pudo develar es si ese contrato fue renovado, tal como sucedió en el caso de Lavagna, o por el contrario las autoridades que siguieron a Pou lo rescindieron.
Este diario había consignado que entre los vínculos privilegiados de Bercún se encontraban el ex senador y hoy miembro del directorio del Central, el formoseño Ricardo Branda, que accedió a esa silla gracias a los buenos oficios de Fernando de la Rúa. Como es lógico, la privilegiada información a la que accede este licenciado en Administración de Empresas que entre sus primeros antecedentes laborales tiene el de pasar de una metalúrgica a controlar una mesa de dinero, se basa en una importante agenda y numerosos contactos. Entre sus vínculos se encuentran además de Branda, el senador Carlos Verna, el ex titular de la AFIP Carlos Silvani, el ex ministro Roque Fernández, el ex senador Augusto Alasino, el ex directivo de Banco Nación y posterior funcionario de la SIDE Joaquín Alonso, y muchos, muchos más importantes hombres de la política, las finanzas y el espionaje. Lo que se dice la verdadera elite del establishment.
El tema supera largamente al caso de los supuestos sobornos. Así lo entiende la senadora santacruceña Cristina Fernández de Kirchner, que en diálogo con Página/12 no duda en señalar que “está quedando al descubierto la manera como se sancionaron las leyes durante la última década y media”. La entidad del escándalo no es menor y llevan incluso a que el presidente Eduardo Duhalde no muestre su mejor ánimo. “Está casi en un estado de depresión y de impotencia”, por las denuncias de coimas, reconoció su amigo y flamante secretario general de la Presidencia, José Pampuro.
En los círculos cercanos a la Rosada no ocultan su enojo con el cordobés Juan Carlos Maqueda. Así surge en cuanta reunión se discute el tema. Para los principales funcionarios del Gobierno, los dichos del cordobés ante el diario Clarín, de “que algo hubo”, no fueron del todo felices. No sólo noaportó ningún dato, sino que también ayudó a incrementar el escándalo. Fueron varios los senadores que a voz en cuello se lo hicieron saber en el propio recinto. El más claro de ellos fue el radical santiagueño José Zavalía, quien reclamó mesura a todos los legisladores con sus dichos ya que “por presuntamente querer limpiarse, nos embarran a todos”. La frase no parece haber pasado inadvertida para Maqueda. Ayer admitió que “estamos en medio de un chiquero y lamentablemente el barro salpica a todos”. El principal dirigente de José Manuel de la Sota en el Congreso se vio obligado a continuar rompiendo su silencio, a explicar sus anteriores dichos. Por eso dijo: “Cuando yo dije que algo había, era porque tenía conocimiento a través de las declaraciones que se hicieron públicas del banquero Michael Smith”. El banquero del HSBC había señalado que lamentablemente “las coimas eran algo habitual en la Argentina”. Claro que de allí a reconocer el hecho hay un largo trecho.
Maqueda entregó sus explicaciones públicas luego de que el propio De la Sota se mostrara extrañado por sus dichos. “No entiendo qué quiso decir con eso de que `algo hubo’. Si hubiera tenido algún indicio tendría que haberlo llevado a la Justicia”, le dijo el precandidato presidencial al programa “Radio y a la Bolsa” que se emite por Radio Ciudad. La desautorización fue muy fuerte para que Maqueda se quedara callado. La definición de De la Sota no hace más que reflejar el malestar que existe dentro del propio bloque justicialista. La última reunión de bancada mostró sólo una parte de esa disputa. Esta continuó en el recinto, y ayer cuando la noche estaba avanzada, los únicos tres senadores que estaban presentes en el cuerpo eran el titular del bloque, José Luis Gioja, Jorge Capitanich y Malvina Seguí. Tres piezas claves de esta historia.
Un escándalo que tomó vida propia precisamente cuando se están por cumplir dos años de la renuncia de Carlos “Chacho” Alvarez a la vicepresidencia por una denuncia de coimas en el Senado. En aquella ocasión Alvarez apuntó a la existencia de un sistema que funcionaba de manera aceitada y que no se interrumpía por el cambio de los protagonistas. Hoy las luces iluminan a muchos de los que no llegaron a salir en la foto anterior. Lo que no deja de quitarle razón a uno de los últimos líderes carismáticos del centroizquierda que más allá de todas sus contradicciones, en este punto no mostró fisuras.
No son pocos los que se preguntaron por los motivos reales de la furia patriotera que inundó a varios legisladores en el recinto y a Luis Barrionuevo a la salida de los tribunales federales. La explicación tal vez la dé una intervención de Seguí, en la que señaló que “en el fondo de todo este asunto lo que está en juego es el tamaño del negocio financiero en la Argentina. Y esto preocupa a los bancos extranjeros. Bercún es sólo el iceberg”.

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