Por R.K.

El mes de octubre parece que trae aparejado el renacimiento de un cierto optimismo entre los ciudadanos argentinos. Cuatro de cada diez piensan que las cosas van a mejorar, y apenas uno de cada diez cree que el país va a estar peor el año que viene. Se trata de un cambio fuerte en el ánimo. En junio, por ejemplo, sólo el 20 por ciento preveía un futuro mejor y cerca del 40 por ciento pensaba que todo iría peor.
Los datos de la consultora Ibope OPSM, que encabeza Enrique Zuleta Puceiro, encajan con lo que han percibido otros encuestadores: ya no sobrevuela en la gente el peligro de la hiperinflación y una parte de los ciudadanos habla de lo que ya ha dado en llamarse “un veranito” económico.
Los índices sobre la situación actual siguen siendo bastante catastróficos: la inmensa mayoría de la población (81 por ciento) afirma que el país está mal o muy mal, el 56 por ciento tiene mala o muy mala opinión de Eduardo Duhalde y la imagen del ministro de Economía está en el mismo nivel de rechazo que la del Presidente. Sin embargo, aunque esos índices son tan adversos, en verdad son algo menos adversos que hace un mes. Por ejemplo, en septiembre, el 56 por ciento calificaba la situación como muy mala, y ahora ese porcentaje bajó al 46. De todas maneras, lo más significativo es el regreso a una cierta cuota del optimismo respecto del futuro.