Lun 14.10.2002

EL PAíS  › EL EX OBISPO STORNI, ESCONDIDO

En el campo, con los peones

Volvió más que discretamente del Vaticano, después de ser destituido como obispo de Santa Fe por el escándalo de su abuso de seminaristas menores de edad. Ahora pasa sus días “de bombachas y camisa” en la inmensa estancia de unos amigos.

Por Pablo Feldman

“A Storni lo tiraron a Los Leones” es la frase con doble sentido que más se escuchó este fin de semana en la capital santafesina. La broma viene a cuento porque Los Leones es una estancia en las cercanías de Llambí Campbell –donde Carlos Reutemann tiene su campo– en la que los vecinos sostienen que se ha recluido monseñor a la espera de unas nueva citación judicial que, según fuentes de tribunales, podría formalizarse en los próximos días. El otrora todopoderoso arzobispo de Santa Fe Edgardo Storni fue desbancado por el Vaticano, que sigue con desdén el proceso judicial que lo tiene como principal acusado por abusos sexuales contra seminaristas y faltantes de dinero de colectas. También hay una tercera causa en la que fueron imputados casi todos sus colaboradores por “amenazas coactivas, privación ilegítima de la libertad y falsedad ideológica” cuando un grupo de tareas integrado por los vicarios del obispado “apretó” al cura José Guntern. El anciano párroco diez años atrás le había escrito a Storni pidiéndole que renuncie atento a un “serio desliz” que le confesó un seminarista.
Consultado sobre el paradero de su defendido, el abogado Eduardo Jauchen había dicho que Storni no se presentó el 2 de octubre en el despacho del juez Eduardo Giovanini porque “no estaba en las inmediaciones del juzgado”. El abogado no desmintió que el obispo renunciado esté guarecido en el campo de una familia amiga a 60 kilómetros de la capital santafesina.
La causa madre
Con la llegada de Moisés Blanchoud como administrador apostólico del Obispado santafesino, comenzaron a tranquilizarse los espíritus y a ceder terreno a otras cuestiones el escándalo más resonante que recuerda la provincia de Santa Fe en mucho tiempo: el caso Storni.
“Las cosas van a cambiar, pero hay que mirar para adelante”, dijo Blanchoud, obispo emérito de Salta que volvió a su provincia natal como delegado del Vaticano, a las pocas horas de que se le aceptara la renuncia a Edgardo Storni como titular de la diócesis.
En tribunales –como debe ser– los jueces miran también hacia atrás y continúan, con las investigaciones derivadas de las denuncias de los abusos sexuales de monseñor contra seminaristas, otras dos causas paralelas por el faltante de dinero de la colecta Más por Menos, y una tercera por “privación ilegítima de la libertad, amenazas coactivas y falsedad ideológica” por la que fueron imputados los principales colaboradores de Storni, ya separados de sus cargos por Blanchoud, con única excepción del canciller del obispado Carlos Scatizza.
El jueves, el juez Eduardo Giovannini comenzó a tomar testimonio a jóvenes que pasaron por el seminario en los años 90, cuando eran menores de edad. El magistrado interrogó a dos diáconos que debían ordenarse sacerdotes y a un tercero que abandonó la carrera. El juez está dispuesto a convocar a la totalidad de los seminaristas de una nómina suministrada por el propio obispado, mientras espera ver el “informe Arancibia”, encargado en su momento por el Vaticano, que aún no ha sido recibido en el Juzgado de Instrucción Nº 5. Un dato significativo es que en esta primera tanda estuvo presente Jauchen, el abogado de Storni, por lo que se presume que también estará el próximo miércoles cuando llegue a Santa Fe a declarar la periodista Olga Wornat, autora del libro que reavivó las denuncias contra el obispo.
Otro momento muy esperado en los tribunales será el que marque el testimonio del cura Jorge Montini, quien fuera rector del seminario hasta que Storni virtualmente lo confinó a una pequeña ciudad del interior. Montini declaró públicamente que “a Storni lo encubrió el nuncio apostólico Ubaldo Calabrese y yo presenté pruebas en aquella época”. La hipótesis del sacerdote es que “al Vaticano no llegó el informe original del obispo Arancibia”. Sin embargo, otras fuentes del clero sostienen que,sin perjuicio de la actitud del nuncio, al llegar el dossier al Vaticano el entonces secretario del Archivo –hoy director y cardenal–, el argentino José María Mejía, “lo puso en un cajón y nunca más se supo nada”. Según la misma fuente, “el informe contiene relatos de seminaristas de los abusos sexuales de Storni, con detalles estremecedores”.
Las otras causas
El juez de instrucción Nº 3, Julio César Costa, quedó fortalecido tras la resolución de la Cámara Penal que rechazó la recusación que interpuso el defensor oficial Jorge Pegassano, a cargo del patrocinio de dos de los laderos de Storni, el ahora ex vicario general Hugo Capello y el ex vicario para la educación, Mario Grassi. “Falta de elementos probatorios” fue el argumento que esgrimió el tribunal de alzada para dejar la causa por “amenazas coactivas, privación ilegítima de la libertad y falsedad ideológica” en manos del juez Costa, de reconocida independencia en los tribunales. El magistrado ha ordenado careos para la semana que se inicia entre los vicarios, ya que dos de ellos niegan haber amenazado de muerte al cura José Guntern, mientras que Carlos Scatizza dice otra cosa.
Cabe destacar, en este punto, que Scatizza es el único de los sacerdotes que secundaron a Storni que fue confirmado en su cargo, de canciller, por el obispo Blanchoud. Los demás, entre ellos Marcelo Mateo, que viajó con Storni al Vaticano y ya está de regreso para ser indagado, fueron defenestrados por el titular interino de la diócesis.
En cuanto a la denuncia por faltantes de dinero de la colecta Más por Menos, el juez Costa ordenó el peritaje de cuentas y amplió el plazo para que el Arzobispado de Santa Fe contestara un oficio sobre el tema. Por el tema ya declaró el ex ecónomo del arzobispado, que hoy ocupa un alto cargo en la empresa láctea Milkaut, para dejar en claro su situación.
Cabe recordar que la denuncia fue realizada por un concejal santafesino luego de que en varias parroquias se constatara que el dinero que llegaba era mucho menos que el que figuraba en los balances que remitía la Conferencia Episcopal: alrededor de 150 mil pesos en cinco años.
En Los Leones,
entre peones
Carina Bolatti se instaló el jueves con el móvil de LT9 en Llambí Campbell, poblado pequeño y conocido por ser donde el gobernador Carlos Reutemann tiene su campo. La estancia del Lole es apenas una maqueta al lado de Los Leones, una impresionante explotación agropecuaria propiedad de Eduardo González Kess, el patriarca de una familia del norte provincial que se dedica a la cría de caballos de raza y al cultivo. Allí concurría frecuentemente el obispo en sus días de esplendor. Incluso llegó a casar ahí mismo a uno de los hijos de su prima, uno de los dos hermanos González Kess que continúan con la tarea de su padre.
Según el relato de los pobladores del lugar, a monseñor se lo puede ver en estos días de “bombachas y camisa”, entreverado entre los peones y la gente que vive en “esa pequeña ciudad” que es Los Leones. “Aquí hay una gran tradición religiosa”, dijeron los pobladores de la zona a la colega radial santafesina para justificar su actitud temerosa. Y sin embargo reconocieron que “Storni está ahí, y no sale”.
Eduardo Jauchen, abogado del ex obispo, que cobró notoriedad cuando representó al contador Mario Fendrich, condenado por el robo del Banco Nación, no desmintió la información. Los que conocen al letrado le atribuyen el sabio consejo de hacerle quitar el anillo que hasta no hace mucho tiempo se hacía besar.

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