EL PAíS
› DIVISIONES EN EL BLOQUE DE SENADORES DEL PJ ENTRE “NUEVOS” Y “VIEJOS”
Verna funciona como una bomba neutrónica
Lavagna reveló anteayer que fue Verna quien lo invitó a cenar con el cuestionado lobbista Bercún. Verna no fue ayer a la Cámara donde sus compañeros realizaron una minicumbre plena de sospechas y pase de facturas. Los reproches alcanzaron al titular de bloque José Luis Gioja.
› Por Eduardo Tagliaferro
Aun cuando no sesione, el Senado no tiene paz. Las declaraciones del ministro de Economía, Roberto Lavagna, reconociendo que conoció al lobbista Carlos Bercún en una cena a la que había sido invitado por el senador pampeano Carlos Verna continuó sacudiendo ayer al bloque oficialista y también a los legisladores que impulsan la investigación por las presuntas nuevas coimas. Si bien no hubo una reunión formal de la bancada peronista, en el despacho del sanjuanino José Luis Gioja funcionó una virtual minicumbre del bloque. “¿Por qué vamos a condenar a Verna, si cada vez que nos reuníamos con (Roque) Fernández y con (Carlos) Silvani, Bercún estaba ahí sentado?”, respondió enojado Gioja por el cuestionamiento de un grupo de sus compañeros. Habitualmente el pampeano es reacio al contacto con la prensa; ayer directamente no pudo encontrárselo.
Para justificar la presencia del senador en la cena que se realizó en las oficinas del lobbista, sus allegados explicaron que “Verna concurrió a ese encuentro invitado por el diputado Alberto Coto. No fue él quien invitó a los demás, como dijo el ministro”.
Lo cierto es que Lavagna había afirmado: “Si el ministro de Economía es invitado por un representante de la Nación –como era el caso–, no le quepa ninguna duda de que está más que perfectamente justificado el aceptar la invitación”. Momentos antes había asegurado que no había hablado personalmente con Verna sobre la comida. Simplemente había sido informado por sus asesores. La respuesta en el entorno del pampeano no dejaba de ser endeble. Desde que Bercún apareció en escena, este diario informó que entre las relaciones privilegiadas que había construido este licenciado en Administración de Empresas especializado en Comercio exterior, se encontraban, además de Verna, Ricardo Branda, actual director del Central y Augusto Alasino, ex jefe de la bancada justicialista. Claro que en boca del propio Lavagna la afirmación no pudo pasar desapercibida.
“Todo el mundo está asqueado. Todos sospechaban de la existencia de esos lazos, pero ahora quedó en claro que hay un grupito muy pequeño que maneja la pelota”, comentó a este diario un legislador del oficialismo que no oculta su disgusto por el comportamiento de algunos de sus pares y la íntima vinculación de estos con los intereses privados.
Precisamente en este punto, varios de los senadores que ingresaron al cuerpo por primera vez luego del recambio de la totalidad de sus miembros se preocupan por acentuar la definición de “viejo Senado”. El mismo legislador que se mostró ofuscado por la sobresaliente aparición de Verna en el escándalo aseguró a este diario “que los viejos quieren tapar todo”. Parecía no estar tan lejos de la verdad.
A primera hora de ayer, espontáneamente fueron apareciendo en el despacho de Gioja los entrerrianos Jorge Busti y Graciela Bar, los salteños Sonia Escudero y Marcelo López Arias, la bonaerense Mabel Müller y el rionegrino Miguel Angel Picheto. Mientras que las voces críticas las llevaron Busti, Escudero y Bar, los restantes senadores se mostraron partidarios de que la cuestión de privilegio que dio inicio a las investigaciones de la comisión presidida por la santacruceña Cristina Fernández de Kirchner “deben concluir cuanto antes”. Algo de esto se había insinuado la semana pasada cuando las conducciones de los bloques radicales y peronistas coincidieron, una vez más, en archivar el tema. Lo que, luego de las afirmaciones de Lavagna, se torna casi imposible. A no ser que los representantes de los bloques mayoritarios consideren que llevar sobre sus espaldas las sospechas de complicidad conllevan menor costo político que las verdades que pueden quedar al desnudo.
Por cierto que, aunque no hubo definiciones públicas, son varios los senadores que esperan que Verna entregue alguna explicación. Algunos recuerdan que cuando el titular del cuerpo, el cordobés Juan Carlos Maqueda, afirmó que “algo hubo” en el tema de los presuntos sobornos, al día siguiente de sus dichos se presentó motu proprio ante la comisiónlegislativa para explicar esa opinión. Siguiendo con esa línea de pensamiento, un senador del oficialismo le comentó a este diario que era partidario de “esperar 24 horas para ver cuál sería la reacción de Verna”. Otro legislador le dio unas horas más y se mostró predispuesto a escuchar al pampeano que preside la siempre estratégica Comisión de Presupuesto y Hacienda, en la próxima reunión de bloque. Eso será el martes que viene. Claro que en esa ocasión junto con el caso de Verna estallarán varias disputas. Entre ellas las diferencias ante el proyecto de derogación de las jubilaciones de privilegio. No faltó, tampoco, una senadora más condescendiente que aseguró que “el tema de Verna ahora depende de la Justicia”.
Además de las dos posiciones que se esbozaron hoy en la minirreunión de bloque, se encuentra la del presidente del Senado. Maqueda, tal como quedó claro luego de su afirmación de que “algo hubo”, es partidario de tomar distancia del escándalo y dice ver con buenos ojos el rumbo que va tomando la investigación de la comisión. Por lo menos así se lo manifestó a un senador que a su vez se lo comentó a este diario.
Dos temas que no son menores también suman su ruido. En su paso por el Senado, Lavagna comentó que por recomendación del secretario legal y técnico de su ministerio había separado preventivamente al director de Asuntos Políticos, Raúl López, un funcionario que por concurso sucedió a Bercún en las tareas de relaciones institucionales. No casualmente en el listado de empleados de la consultora C.B & Asociados por la que preguntó la tucumana Malvina Seguí, López ocupaba un lugar destacado. La senadora dejó caer la sospecha de que el empleado jerárquico era socio del lobbista en la consultora que generosamente es contratada por el Citibank, por ABA, el Banco Central y hasta hace poco también por Economía. El peronismo en el Senado está en ebullición. Piedras para la discordia abundan.
Subnotas