EL PAíS
› LA CAUSA POR SUPUESTOS SOBORNOS EN EL SENADO DE LA NACION
Ahora, el anónimo que faltaba
En el juzgado de Bonadío recibieron un texto que asegura que el senador Branda, el ex senador Verna y el lobbysta Bercún se asociaron para intentar cobrar una coima de 1,5 millones de dólares a los banqueros.
› Por Adriana Meyer
Ya existe una versión completa de la historia sobre las nuevas coimas en el Senado. Pero apareció en formato “anónimo”. Los investigadores del caso recibieron por correo el relato de alguien que teme ser “limpiado” por los “tipos pesados” involucrados, pero que asegura haber sido testigo de lo que cuenta. Según el texto al que Página/12 también tuvo acceso, el lobbysta Carlos Bercún, en sociedad con el senador Carlos Verna y el ex senador Ricardo Branda, pidió 1,5 millones de dólares a los banqueros para frenar la Ley Barrionuevo y la que ratifica la responsabilidad de las casas matrices de los bancos respecto de los ahorros acorralados. En el juzgado de Claudio Bonadío piensan verificar los detalles descriptos y, si comprueban su veracidad, empezarán a desfilar por Tribunales los personajes involucrados. Bercún podría ser convocado como sospechoso. El fiscal Guillermo Marijuán pedirá que el anónimo sea incorporado al expediente. “No parece un anónimo tonto, suena serio”, comentó a este diario una fuente de la fiscalía. Para avalar la veracidad de sus dichos, el denunciante envió un listado de los teléfonos celulares de todos los senadores y sus secretarios, que supuestamente poseía Bercún.
“Estoy cansado de tanta mentira e hipocresía”, empieza quejándose el autor del libelo, y apela al “patriotismo” y a los “huevos” del juez y del fiscal de la causa para investigar a fondo. Describe que cuando Bercún era funcionario del ministerio de Economía, además de “andar por los pasillos del Congreso manejaba una parte los gastos reservados del ministro”. Apenas los flashes empezaron a iluminarlo, surgieron sus estrechas conexiones con Branda y Verna, pero además con Roque Fernández, Eduardo Menem y Eduardo Bauzá. “Esa guita la compartía con sus socios que son dos senadores, Branda y Verna, y a veces los subía a las comitivas que iban al Fondo Monetario Internacional”, describió el anónimo ciudadano.
Tras su paso por la cartera de Hacienda, Bercún armó la consultora CB y Asociados que elabora informes sobre los trámites parlamentarios de las leyes que les importan a sus clientes (ver recuadro). “Un día a Verna se le ocurrió que todos los contactos que habían hecho él, Branda y Bercún con todos los políticos de turno no podían ‘ser gratis’. Entonces delante mío le dijo a Bercún ‘che, boludo, por qué no te ponés una consultora y entramos a facturar a lo pavo’”.
Una de las hipótesis que maneja el juzgado se basa en que el supuesto pedido de coimas fue, en realidad, una operación de los banqueros. Sin embargo, no descartan la posibilidad de que las dos iniciativas en cuestión hayan sido creadas al solo efecto de “recaudar” entre los hombres de finanzas. “Cuando se arma el quilombo económico y se empiezan a dictar leyes que iban a afectar a los bancos a Branda ‘se le prende la lamparita’ y dice ‘me parece que me voy a hacer unos buenos mangos como los que hicimos con la ley laboral’. Entonces se empiezan a reunir con Verna y Bercún casi todos los días. Iban a meterlos en la joda a (Mario) Vicens (presidente de ABA) y a (Norberto) Peruzzotti porque necesitaba que les digan a los bancos grandes que era la única salida para frenar algunas de las leyes. La guita que primero se pidió era U$S 1.500.000, así le quedaban trescientas lucas a cada uno. No había plata para los senadores sino que Verna se iba a encargar de que el proyecto vuelva a comisión convenciendo a los de su bloque. La oferta final era esa plata para tirar para atrás las leyes de Barrionuevo y la que responsabiliza a las casas matrices en el extranjero”.
La coima no llegó a pagarse, pero desde el punto de vista judicial el sólo pedido u ofrecimiento ya configura el delito de cohecho. “Cuando ya todo estaba bien armado el boludo de Vicens no se animó a hacer el pedido en ABA porque dijo que en el Comité Ejecutivo no todos eran confiables. Entonces Bercún dijo que se iba a encargar de hacerles el mangazo en forma personal y que no importaba que los proyectos siguieran adelante porquepodía tirarlos para atrás en Diputados”. El final de la historia concuerda con algunos hechos que ya están probados en el expediente. “Entonces les pidió la plata a varios banqueros entre ellos a (Emilio) Cárdenas. El boludo de Cárdenas se lo dijo al presidente del HSBC (Michael Smith) y como ya estaba medio caliente con Cárdenas la cosa se pudrió. El inglés se calentó para el carajo y al otro día cuando fue a la embajada se lo dijo a (el embajador Robin) Crhistofer (sic)”. El anónimo termina reconociendo que obtuvo su versión de un banquero que le contó lo que le dijo el corresponsal del FT. Aunque cautos, en el juzgado tomaron en cuenta el anónimo. Y en la fiscalía destacaron la precisión de los diálogos y los detalles del paso de Bercún por el ministerio de Economía. Además quieren confrontar el listado de teléfonos del anónimo con los que envió el presidente del Senado Juan Carlos Maqueda. El sobre que contenía el anónimo tenía estampillas, un remitente en la calle Cangallo.
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