EL PAíS
› DUHALDE LE PIDE AL CONGRESO QUE DEFINA EL REGIMEN ELECTORAL
Todo dedicado al compañero Menem
El Presidente anunció que enviará una nota al Congreso pidiéndole legisle cómo se votará el 30 de marzo. Encontró resistencia, incluso entre los justicialistas. Duhalde dice que procura terminar con la incerteza. También busca complicar la situación del menemismo que estaba bien parado de cara a la interna. Y además, que no haya internas sino algún remedo de la ley de Lemas.
› Por Mario Wainfeld
Si faltaba un dato para complejizar aún más al asombroso proceso electoral, Eduardo Duhalde lo agregó ayer. El Presidente anunció que pedirá por escrito al Congreso que determine el régimen legal y el cronograma para la elección presidencial. Duhalde dice que los comicios deben realizarse, sí o sí, el 30 de marzo y que él se irá, no menos taxativamente, el 25 de mayo. Hasta ahí, su voluntad expresa de “terminar con esta incertidumbre”, tirándole la pelota al Congreso. Aunque no lo diga en voz alta, también busca impedir que Carlos Menem avance para ganar las internas del PJ. Más aún, la intención del Gobierno es que no haya internas y sí alguno de los sucedáneos de la ley de Lemas producto de la inventiva legislativa del PJ. De esa forma, Duhalde procura conservar su poder intacto (o lo más intacto posible) hasta la transmisión del mando. Y procurar que lo suceda en el sillón de Rivadavia un peronista... que no sea Menem.
Duhalde eligió comunicar su posición en una sorpresiva, improvisada y prolongada conferencia de prensa en la Casa Rosada. Era de mañana y afuera estaba lindísimo. Duhalde se explayó a su gusto, en su estilo que a veces lo emparenta más con un cronista que glosa la realidad que con un protagonista que intenta determinar su curso. “Las elecciones del 30 de marzo corren el riesgo de no realizarse”, describió, como un ajeno. Y, por una vez, prescribió: “Es el Congreso Nacional, ya sea en Asamblea Legislativa u obrando separadamente en dos cámaras, que tiene que dar la solución al pueblo argentino y terminar con esta incertidumbre”.
La incertidumbre, reseñó el Presidente, es producto de la sentencia de la jueza federal María Romilda Servini de Cubría que anuló por inconstitucional un artículo del decreto que convocaba a internas abiertas, simultáneas y obligatorias. El fallo está apelado por el Gobierno, todo indica que la Cámara Federal va a revocarlo y que el trámite debe desembocar en la Corte. Un laberinto judicial cuyo recorrido puede insumir meses.
“Yo había prometido a la gente que el 30 de marzo hay elecciones”, memoró Duhalde. Y añadió “mayoritariamente, el pueblo argentino cree que debe votar el 30 de marzo. Por lo tanto, hoy la responsabilidad es del Congreso Nacional”. El Presidente resolvió que todo será “muy simple. El Parlamento puede derogar o suspender esa ley, que es cuestionada por la Justicia, decirle a los partidos políticos que tal fecha deben presentar sus candidatos, los partidos políticos se arreglarán como lo han hecho históricamente”. En aras de lubricar tan “simple” trámite se comprometió a elevar por escrito esa solicitud, ayer mismo. Luego pospuso su entrega hasta el lunes o martes próximo.
Por una vez, el Presidente pareció pecar de exceso de optimismo. No parece que el trámite vaya a ser simple. Las autoridades de las dos Cámaras y de los bloques del PJ, incluyendo a Eduardo Camaño (presidente de la Cámara de Diputados), que es tropa propia de Duhalde, están en contra o al menos poco motivados para motorizar la iniciativa. Eso sí, el resto del Congreso –salvo, cabe imaginar, los duhaldistas a ultranza– tiene posiciones aún más enconadas. Los radicales y los del ARI no quieren legislar para sacarle las papas del fuego al oficialismo. Y los menemistas, con inexorable lucidez, perciben que la intención presidencial es complicarles la vida (ver asimismo nota aparte).
En la Rosada corroboran la lectura de los menemistas aunque no lo digan ante los micrófonos. “La pelea del peronismo tiene como principales contendientes a los mismos protagonistas que en la década del ‘90. Es Duhalde vs. Menem. Y no se engañe, Duhalde lo odia tanto como cuando fue asesinado José Luis Cabezas. No le va a hacer fácil que sea candidato del PJ”, explicó a Página/12 un ministro que integra el riñón del duhaldismo. Varias movidas de Duhalde parecen rumbear a ese norte:
u Apeló el fallo de Servini, agravando la incertidumbre al respecto. Si no lo hubiera hecho, el tablero judicial (al menos) estaría claro.
u Comenzó a armar un Congreso del PJ para cambiar la Junta electoral colonizada por el menemismo (y francamente poco confiable) y ciertas reglas decididas por el poco presentable Consejo del PJ.
u Redondeó su ofensiva ayer explicitando que, a su ver, el cronograma electoral vigente es más virtual que un holograma.
Supuestamente, el Congreso deberá decidir el cómo. Pero, en verdad, el Gobierno ya ha dado instrucciones a sus legisladores más fieles. Otro hombre del Presidente con despacho en la Rosada explicó a Página/12 “nuestra intención es que no haya internas. Lo mejor sería que el 30 de marzo se votase, por esta única vez, con alguno de los proyectos que permiten que se sumen todos los votos de los candidatos del PJ”. Alude a las propuestas del diputado Gerardo Conte Grand y del senador Jorge Capitanich que permiten adicionar los votos de los candidatos justicialistas para catapultar, si cuadra, al “primus inter compañerus” a la segunda vuelta electoral. La fuente no desdeña que se invente alguna variante de estos proyectos. Los medios pueden variar. El fin es claro: que las internas de diciembre (que implicarían el comienzo de la agonía del actual Gobierno) queden relegadas al olvido.
Tres preguntas más deslizó Página/12 a sus dos interlocutores. Sus respuestas fueron casi idénticas. Se sintetizan como si fuesen una.
–¿No está bajo el poncho el cuchillo de quedarse hasta diciembre de 2003?
–Ni por asomo. Duhalde sabe que su fuerza radica en cumplir lo que prometió.
–¿Y si el Congreso no se reúne o no vota la nueva legislación electoral?
–Van a tener que hacerlo, no hay otra. Quedarían como (Adolfo) Rodríguez Saá que huyó del Gobierno, esquivando su responsabilidad.
–¿Y, si de todos modos, no lo hace?
–¿Si no se pudiera consensuar un mecanismo para que haya elecciones? Sería patético.
Francamente, sí. Sería patético.
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