EL PAíS › EN VERA, FUERON DESPEDIDOS LOS RESTOS DEL INTENDENTE ASESINADO
Una muchedumbre concurrió al sepelio de Raúl Seco Encina, asesinado a quemarropa por su rival político. “Queremos justicia, no venganza”, dijo Reynaldo Fabroni, quien asumió la intendencia de la ciudad santafesina.
Vera fue ayer una ciudad paralizada. Aún no sale de la conmoción que provocó el asesinato de su intendente, Raúl Seco Encina, a quien su rival político, el empresario Héctor Tregnaghi, ejecutó a quemarropa en plena calle y después se entregó a la policía. Una muchedumbre se movilizó en la despedida de los restos, en medio de sentimientos encontrados de dolor, desconsuelo y bronca y un infierno de versiones sobre represalias y más violencia, que el sucesor de Seco Encina se encargó de descalificar.
“Queremos justicia, no venganza”, dijo el presidente del Concejo Municipal, Reynaldo Fabroni, que asumió la intendencia hasta que Hermes Binner convoque a nuevas elecciones en 2009, porque Seco Encina aún no había completado los dos años de su cuarto mandato. El gobernador pasó ayer por el sepelio, saludó a la familia del intendente asesinado y se fue: “De la muerte no hay retorno”, dijo Binner.
Seco Encina fue el primer intendente de la historia de Vera que es velado en la sede municipal. La iglesia San Juan Bautista quedó chica para contener al gentío que acompañó el féretro hasta el cementerio municipal, donde el desconsuelo de la esposa de Seco Encina quebró a muchos.
“Siempre cuesta aceptar la pérdida de un hombre joven porque queda una familia destruida y desconsolada, una vida trunca y miles de proyectos se esfuman en un instante”, dijo Fabroni, que se encargó de la despedida. “Pero más cuesta aceptar esta pérdida cuando se da en circunstancias trágicas y mucho más todavía cuando la persona representa lo que era Raúl (...) Un hombre democrático que supo ganarse la confianza de su pueblo.” El nuevo intendente observó que “cuando festejamos los 25 años de democracia un hecho de éstos nos cae como un mazazo y puede llevarnos a pensar que hemos vuelto al pasado. Pero yo creo que no, quiero creer que no. Las adhesiones de los opositores así me lo confirman”.
Fabroni intentó restarle connotación política al homicidio. “Se trata de un hecho de intolerancia, sí, pero no política”, dijo. Seco Encina había derrotado a Tregnaghi en las dos últimas elecciones, en la segunda por sólo 200 votos.
Tras las palabras del nuevo intendente, Gladys, la viuda de Seco Encina, rompió en llanto: “No quiero, no quiero”, balbuceó mientras se abrazaba al cajón. El silencio se hizo pesado.
El aspecto político del crimen fue resaltado, en cambio, por el secretario general de la Municipalidad de Vera, Leandro Venegas. “Esto viene de las últimas elecciones, (Tregnaghi) no aceptaba el resultado electoral. Nunca pensamos que se llegaría a este desenlace”, dijo Venegas. En la misma línea se pronunció el secretario de prensa, Ricardo Musso, testigo directo del asesinato, quien salvó su vida cuando Tregnaghi lo apuntó y él se cubrió detrás de un auto.
“Lo ejecutó a 30 centímetros”, contó Musso. El asesinato fue anteayer, pasado el mediodía, cuando el intendente radical, de 43 años, llegaba a los estudios del canal de televisión local y fue sorprendido por el empresario Tregnaghi, de 56, candidato del Frente para la Victoria en las últimas elecciones. Según el relato de Musso, Tregnaghi les gritó: “¡Tenemos que arreglar las cosas!”. “Bueno, vení”, le habría dicho Seco Encina. “Ustedes se ríen de mí, me toman para la joda”, retrucaría el empresario, antes de empujar al intendente. Musso contó que Tregnaghi “se corrió la campera, se le vio el revólver, e inmediatamente lo extrajo y disparó”.
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