EL PAíS › TRAS EL INFORME DE PáGINA/12, LA JUSTICIA FEDERAL CLAUSURó EL LOCAL ATRIBUIDO A LOS DUEñOS DE CROMAñóN
La clausura tuvo lugar el martes por la noche, en una causa por trata y reducción a la servidumbre. Un día antes, los dueños del cabaret Quatro Cat’s limpiaron pruebas. Una cámara oculta los muestra retirando colchones y a una de las chicas víctimas.
› Por Horacio Cecchi
El martes por la noche, la jueza federal 2 María Romilda Servini de Cubría ordenó la clausura de la whiskería-cabaret Quatro Cat’s, que se atribuye a los mismos dueños del boliche Cromañón, tras la denuncia por explotación sexual de mujeres y reducción a la servidumbre presentada por la cooperativa La Alameda y publicada como nota de tapa el lunes pasado en Página/12. Unas horas después de que la edición del diario llegara a la calle, y un día y medio antes de la clausura, en una actitud que podría juzgarse como previsora, empleados del Quatro Cat’s sacaron cuatro colchones baratos y los colocaron contra la cabina del teléfono público ubicado frente a la puerta del Hotel Leblon, que se atribuye a los mismos dueños del Quatro Cat’s y del edificio donde funcionó el boliche Cromañón. La actitud preventora no terminó allí: una hora y media después, una de las chicas que son explotadas en el lugar y que fue denominada como Laura, fue retirada del lugar en compañía de un proxeneta y con protección policial, si por protección policial se considera a dos patrulleros de la comisaría 8ª, estacionados durante media hora en la vereda de enfrente del cabarute, y que permanecieron allí sin hacer nada hasta segundos después de que fuera retirada Laura.
Las imágenes preventoras, o sea, las de la limpieza de los colchones y las del realojamiento de Laura, fueron filmadas con cámara oculta por los mismos denunciantes y Lucas Schaerer, del periódico digital Noticias Urbanas, y serán agregadas como prueba a la causa que investiga la jueza Servini de Cubría. ¿Por qué la actitud preventora? Por la convicción de que tras la publicación habría jaleo. Los cuatro colchones eran la prueba de que allí dentro las chicas obligadas a prostituirse eran retenidas al punto que dormían en el mismo cabarute. Y Laura es uno de los testimonios vivientes de mujeres sometidas a servidumbre y explotación sexual. La denuncia tramita por trata de mujeres, reducción a la servidumbre y provisión de casas de prostitución.
Habrá que recordar que tanto la whiskería Quatro Cat’s, de Rivadavia 3007, como el Hotel Leblon, de Rivadavia 3009, son adjudicados, según la resolución 431 de la Inspección General de Justicia de abril de 2005, a Rafael Levy y Raúl Vengrover, quienes a través de la off shore Compañía Argentina de Emprendimientos Comerciales, construyeron los locales (además del Hotel Central Park y Cromañón) y luego los vendieron o entregaron a otras compañías las cuales, según la resolución, pertenecerían a los mismos dueños.
Así, el lunes entre las 9.20 y 9.30, las puertas del Quatro Cat’s se abrieron. De allí, un par de empleados retiró los cuatro colchones enrollados en sí mismos y apoyados contra la cabina telefónica ubicada frente a la puerta del Leblon. Minutos después, un camión de Cliba pasó fuera de horario, se detuvo en la vereda impar de Rivadavia, levantaron los colchones, los arrojaron dentro de la caja y se retiraron con la prueba hecha un guiñapo reciclable.
Alrededor de las 11 de la mañana, la puerta del cabaret volvió a abrirse. La secuencia fue grabada por el equipo de La Alameda y es repetida en la tapa de este diario y en esta página. Se puede ver a la chica víctima y grabada en la cámara oculta que se utilizó para iniciar la denuncia judicial (donde dice que está retenida contra su voluntad, que tienen su pasaporte peruano y se lo devuelven a cambio de 200 pesos), que en la nota fue denominada como Laura.
Primero se la ve cruzar Rivadavia de la vereda impar (norte) hacia la par (sur). En la puerta del bar, desde donde se realiza la grabación se ve estacionado un patrullero (el segundo llega a los minutos y queda en doble fila sin que pueda ser registrado por la cámara), sobre Rivadavia y en dirección hacia Flores. Pertenece a la comisaría 8ª, con jurisdicción desde la línea municipal de la vereda impar hacia el sur. Cuando Laura cruza Rivadavia hace un gesto a alguien que está fuera de cámara y que aparentemente está apoyado contra la pared. El gesto es indicativo, como si dijera hacia allá, con su brazo estirado e indicando hacia el oeste, en la misma dirección en que avanza el tránsito de Rivadavia. En la misma dirección, avanza primero su acompañante y se pierde del cuadro; lo sigue a pocos pasos Laura. En la grabación es notorio como, apenas comienza andar Laura y desaparece del cuadro recién entonces los patrulleros se mueven del lugar y avanzan en la misma dirección.
Un día antes, el domingo por la tarde, integrantes de La Alameda habían logrado establecer contacto con Laura y concertar una entrevista fuera de su lugar de trabajo, o sea, ni en el Hotel albergue transitorio Leblon ni en el cabaret-de-noche-cama-de-día Quatro Cat’s. La reunión se organizó en la estación Floresta del ex ferrocarril Sarmiento, en el horario en que habitualmente Laura trabaja en su sometimiento cotidiano. Llegó acompañada, desde lejos pero visiblemente acompañada, por varios sujetos a los que Laura mencionó como “primos”. Durante la reunión se le ofreció un trabajo, alojamiento y protección para ella y su familia. Laura dijo que sí, dudó, dijo que iba a preguntar, pero jamás respondió. La última vez que la vieron fue al día siguiente, en la secuencia descripta más arriba. Después, nadie más la vio y forma parte de los requerimientos de la investigación judicial: ubicar su paradero, tomarle testimonio y protegerla.
La jueza Servini de Cubría aguarda las declaraciones y testimonios de los dueños, empleados, testigos, denunciantes. Por fuera de la causa, avanzan otras cuestiones. Una podría surgir del comisario de la 7ª, Daniel Poggi, que se habría sentido agraviado por los vecinos tras el escrache del lunes y amagó con iniciar una querella por injurias. La otra es la que podría o debería surgir de las propias autoridades porteñas: la Agencia Gubernamental de (supuesto) Control de habilitaciones municipales, a cargo del macrista Federico Young, dejó pasar por alto que el Hotel Leblon está habilitado como hotel y en realidad funciona como albergue transitorio. La de Cromañón es una manzana de habilitaciones complicadas.
El lunes próximo, Gustavo Vera, de La Alameda, incorporará a la causa 17259/08 las grabaciones en las que aparece la secuencia de Laura, su acompañante-cafiolo y el patrullero en actitud preventora, además del paquete de colchones que duró cinco minutos en la puerta del Leblon.
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