EL PAíS › EL SENADOR DANIEL FILMUS HABLA DE LAS ELECIONES DEL AñO PRóXIMO Y DE LAS ALIANZAS DEL KIRCHNERISMO
Dijo que le gustaría que en la provincia de Buenos Aires se trabaje con “gente como Sabbatella” y no con el carapintada. En la ciudad, no descartó acuerdos con el sector de Jorge Telerman ni con Aníbal Ibarra para 2009. Críticas a la gestión de Macri.
› Por Daniel Miguez
Todavía apesadumbrado por cómo su querido San Lorenzo dejó escapar la posibilidad de ser campeón, Daniel Filmus pasa las últimas horas del año en su oficina del Senado. En la chapa de la puerta de entrada no hace falta que agregue que ocupa su banca por la ciudad de Buenos Aires: su nombre no está grabado en bronce doctoral como todas las demás, sino fileteado como los viejos colectivos o los carros de lecheros de una ciudad que ya no es.
–Usted es dirigente kirchnerista de la Capital, donde se concentra el descontento de la clase media, y a la vez sociólogo: ¿tiene alguna teoría sobre el porqué de ese rechazo?
–Sí. Cristina asume con una alta imagen positiva y con el discurso del 1º de marzo sube más. La gente estaba esperando medidas que tengan que ver con la nueva situación. Cuando se resuelven los problemas más inmediatos cambia el tipo de demanda. El conflicto del sector agropecuario evitó que se viera que el objetivo del Gobierno era responder a ese nuevo tipo de demanda. Cuando hay un conflicto, sea cual fuese, se le exige al Gobierno que lo resuelva, aunque no sea el culpable del conflicto.
–Con buena parte de esa clase media tendrá que lidiar usted en la ciudad de Buenos Aires.
–No me quejo, porque amo a esta ciudad y a su gente. Pero lo vivo cotidianamente y lo viví en la campaña. Fue una discusión profunda, no tanto sobre los objetivos sino en las formas. El tema de las formas es importante y el Gobierno le tiene que prestar atención, preocupado por los sectores medios profesionales, comerciantes e intelectuales de las grandes ciudades, no sólo de Buenos Aires. Yo escribí un artículo sobre la paradoja del jiu-jitsu, un arte marcial que consiste en vencer al adversario utilizando su propia fuerza, que es una vieja referencia de Scalabrini Ortiz. Hay sectores que pretenden utilizar a la clase media contra sus propios intereses. Por una cuestión de formas, utilizan a la clase media para que presione en el cambio de las políticas y favorezca a los sectores más concentrados de la economía. Tenemos un desafío muy grande: el de poder hacernos entender.
–¿Y cómo lo va a hacer?
–Hay que darle una forma particular a nuestro movimiento en la ciudad. Las fuerzas progresistas tienen que tener una imagen propia y una personalidad propia, mucho más allá de lo que ocurra en otro lugar donde quizás alcanza con el Partido Justicialista solo.
–¿Debe abrirse más?
–El kirchnerismo debe saber interpretar la necesidad de crear un frente mucho más amplio que el propio kirchnerismo, que marque la diferencia, no tanto mirando al gobierno nacional, sino mirando cómo oponerse al proyecto de Macri, que es muy grave, porque a la ideología reaccionaria conservadora y neoliberal, le suma la ineficiencia. Nosotros no imaginamos este nivel de falta de preparación. Puedo hacer un listado con 20 medidas con las que Macri avanzó y luego dio marcha atrás.
–¿Cómo cuáles?
–La concentración de las compras en hospitales. Pasamos un año sin insumos para que después volviera atrás. No había plata para los docentes y después hubo aumento, aunque no puede disimular su desprecio por los docentes. Les quitó los subsidios a las cooperadoras y luego se los devolvió. Volvió atrás con el aumento a los impuestos; con sacar el Borda y el Moyano de sus lugares; con el plebiscito para sacar las villas de la ciudad; su propio bloque le vetó la ley para la construcción en Caballito; volvió atrás con la bajada de la autopista en Parque Chacabuco; con desregular la obra social de los municipales; con sacar 3000 ñoquis; con sacar a los mayores de 60 años; y, ahora, con la ley del juego. Esto quiere decir que no hay una política previamente planificada, como yo hubiera esperado de alguien que tuvo años para prepararse y meses desde que ganó hasta que asumió. Después de haber gobernado seis meses pide 150 millones para arreglar escuelas con contratación directa. Y ahora anuncia que sólo gastó 71. Hizo menos de la mitad y encima lo anuncia con satisfacción. Además no cumplió con equilibrar el norte y el sur, con mejorar la situación en las villas, con los 10 kilómetros de subte que anunció.
–¿Para ganar en la ciudad se necesita un frente más amplio que el del 2007?
–Hay una conformación plural de las fuerzas que tuvimos agrupadas en la primera y segunda vuelta de las elecciones del año pasado. Esto exige un esfuerzo de amplitud, para que aun teniendo matices diferentes con el gobierno nacional puedan unirse.
–¿El espacio que conformaba Jorge Telerman se puede sumar?
–Por supuesto. Lo importante es coincidir en programas y leyes que se necesitan para mejorar la situación de los porteños y las porteñas.
–¿Aníbal Ibarra está en ese espectro?
–Lo mismo. Primero hay que discutir el programa y después las candidaturas. Yo no estoy de acuerdo con los que primero plantean el candidato. Nosotros hablamos con Diálogo por Buenos Aires, con el Frente Grande, el PI, fuerzas locales como el Partido Solidario...
–Hablando de posibles aliados, ¿le molesta la cercanía de Aldo Rico al oficialismo?
–Absolutamente. Yo entiendo a aquellos sectores que quieren sumar para ganar con la mayor holgura posible en 2009, porque la diferencia con la que ganemos es la que nos va a dar la fuerza para gobernar hasta 2011. Sin embargo, nosotros no tenemos nada que ver con Rico y me gustaría mucho más ver una provincia de Buenos Aires donde podamos trabajar con gente como (Martín) Sabbatella y no con Rico. Nosotros tenemos poco que ver con aquellos que avalaron la violación de los derechos humanos y mucho que ver con aquellos con los que tenemos una mirada programática común.
–¿Va a ser candidato en 2009?
–No. Sería traicionar lo que la gente votó. Me votó como representante en el Senado. El elemento más importante que uno tiene para mostrar es la coherencia.
–¿Y quiere buscar revancha para jefe de Gobierno en 2011?
–No iría por una revancha, no planteado como una revancha. Pero falta mucho tiempo. Si en ese momento las distintas fuerzas de un frente progresista consideran que soy el mejor candidato yo podría hacer ese aporte. Pero es ciencia ficción pensar en 2011. Primero tenemos que ver cómo construimos esa herramienta política. Si lo logramos, candidatos van a aparecer y quizá mejores que yo.
–Hay quienes sostienen que para ganar en 2011 primero hay que ganar en 2009.
–No lo veo así. Diría que pensando en el pueblo de la ciudad de Buenos Aires cada elección implica una racionalidad particular. Si no, no hay ninguna manera de entender lo que nos pasó en las elecciones del año pasado. Con tres meses de diferencia, el PRO, que había ganado la Jefatura de Gobierno, no pudo colocar ningún senador. Y Carrió, que salió tercera, tres meses después ganó. Y además, la Argentina es un país con vuelcos políticos y sociales muy rápidos.
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