Lun 21.10.2002

EL PAíS  › LA MAGICA TRANSFORMACION DE TERENCE TODMAN Y JAMES CHEEK

Embajadores el lunes y lobbystas el martes

De representante diplomático a lobbysta. Ese fue el recorrido que realizaron los dos embajadores de Estados Unidos en la Argentina más emblemáticos durante las “relaciones carnales” del menemismo: Terence Todman y James Cheek. Luego de dejar sus puestos, ambos funcionarios siguieron recorriendo los despachos oficiales como empresarios o “asesores” de importantes firmas, utilizando sus contactos políticos para ganar licitaciones u obtener ventajas comerciales.
“¿Qué quieren que hagan los diplomáticos jubilados? ¿Que se internen en un asilo?”, declaró en 1998 James Cheek. Para ese entonces el ex embajador –había abandonado su puesto dos años antes– era empleado de Ogden Group, una empresa multinacional conformada por capitales norteamericanos y por el empresario Eduardo Eurnekian, que ganó la concesión de los principales aeropuertos del país. Curiosamente, el principal rival de la firma en esa privatización fue el Exxel Group, una firma patrocinada por Terence Todman, el antecesor de Cheek en la embajada. Y es que luego del fin de su gestión en 1992, “el virrey” –como se apodaba a Todman en los círculos políticos locales– también decidió incursionar en la gestión privada, y pasó a ocupar un puesto en el fondo de inversión que conduce Juan Navarro.
Pero Cheek no se limitó a operar en el negocio de los aeropuertos, sino que prestó sus servicios de lobbysta en distintos sectores. En 1998 las empresas transnacionales dedicadas a la importación de juguetes contrataron al ex diplomático para evitar la implementación de medidas de protección contra el ingreso de productos provenientes del sudeste asiático. Gracias a la intervención del norteamericano, la Comisión de Comercio Exterior dictaminó que esas importaciones “no producirían daño” a los fabricantes locales, a pesar de que durante los últimos años el mercado para la producción local se redujo más del 80 por ciento. El ex embajador también trabajó para Ciccone Calcográfica en la licitación de los DNI y ocupó una silla del directorio de Torneos y Competencias. El secreto de la eficacia de sus gestiones lo dio el propio Cheek: “Es importante empezar a trabajar cuando la gente todavía te recuerda, si uno no empieza el primer año después de la jubilación, todos te olvidan”. Lo explicó luego de que el ex presidente Raúl Alfonsín lo acusara de “traficar influencias”.
Las puertas de la Casa Rosada no se cerraron para Terence Todman: después de su gestión como embajador volvió a entrevistarse con Carlos Menem como director de Aerolíneas Argentinas. En 1995 pasó a ser ejecutivo del Exxel Group y tres años después volvió a pisar el despacho del Presidente para anunciarle la compra por parte del fondo de inversión de las empresas que pertenecieron a Alfredo Yabrán. Lo cierto es que la actuación de Cheek y Todman no sólo cosechó críticas aquí. “Es muy ofensivo que un embajador represente a la mayor potencia del mundo el lunes, y al mayor cotizante de una licitación el martes”, declaró hace 4 años Elliot Abrams, ex secretario de Estado adjunto para asuntos latinoamericanos.
Informe: Alejandro Gaggero.

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