Como si con sus declaraciones públicas no fuera suficiente, Elisa Carrió terminó la conferencia que realizó en Mar del Plata junto al presidente de la UCR, Gerardo Morales, levantando una calcomanía. Era la imagen de una señal de tránsito de prohibido estacionar, pero en lugar de la letra “E” llevaba tachada la letra “K”. “Lo hizo la gente de la juventud”, explicó, orgullosa, mientras sujetaba la señal con las dos manos y se la mostraba sonriente a la prensa.
En Santiago del Estero, los Juárez transitan los apacibles días del fin de los tiempos. Liberado del cúmulo de causas judiciales en su contra, Carlos Juárez pasa una parte del día en compañía de un abogado y de un sobrino, mientras avanza su desmemoria. Nina Aragonés de Juárez, en cambio, aún mantiene sus encantos. Todas las mañanas toma un cafecito en la confitería La Cañada, en el centro capitalino. A estas alturas es una habitué. En los últimos meses, a su mesa empezaron a acercarse ciertas visitas. En general, una mujer. “¡Hola, señora!”, saluda. “¿Se acuerda de mí?” “No”, suele decirles Nina a cada una de las que entran cada mañana. Y ellas, irremediablemente, responden más o menos de la misma manera. “Soy fulana de tal –explican–, trabajé para usted, hice los bordaditos de las cortinas tales. ¡Y usted me echó, reventada hija de mil p...!”, le sueltan. Cuando empieza el ritual, los mozos salen a proteger a la dama.
Las conversaciones políticas en la playa tienen sus desviaciones de verano. En el tradicional hotel Hermitage marplatense, durante el fin de semana, se alojaron no sólo los dirigentes radicales sino también los integrantes de Midachi, que están presentando su espectáculo en La Feliz. Por la tardecita del viernes se podía ver en el bar del hotel a los senadores Ernesto Sanz y Gerardo Morales compartiendo mesa y bebidas con Miguel del Sel, aún hoy defensor de los gobiernos de sus amigos Carlos Menem y Carlos Ruckauf. En la mesa contigua estaban Dady Brieva y el Chino Volpato, completando el trío humorístico. Incluso, durante el de-sayuno del sábado, el bulldog Ricardo López Murphy aprovechó para cruzar algunas palabras con Morales y aceitar un posible acuerdo con el frente de la UCR y la Coalición Cívica.
Los malos momentos de los Juárez no se acaban en los bares. En medio del veranito, Nina resolvió empezar con cambios profundos. Por ejemplo, tomó la decisión de vender todas sus propiedades. Entre ellas, hay una inmensa finca a la que siempre se refirió como “la Mansión”. Ubicada en las afueras de Santiago, la propiedad está en una de las mejores zonas de chacras, donde la clase política se refugió en los últimos años. Nina le pidió a un martillero que la venda. El hombre imaginó de antemano un negocio con muy buenas regalías. Así que, apenas pudo, tomó las coordenadas y se acercó. Cuando entró a “la Mansión”, no pudo creer lo que veía: un extenso terreno, eso sí, donde se levantaba una especie de chaperío. Con gran esfuerzo, hizo lo que pudo. Tasó, valoró el terreno y el espacio y se dejó de lado la casa. “¿Pero qué haceee?”, rugió Nina, que esperaba una fortuna por cotización. “¿Cómo va a vender así una mansión como la mía?” El hombre la miró atónito, dicen. Y quien escuchó se preguntó si alguna vez la ex gobernadora habrá pensado lo mismo de Santiago del Estero.
En Avellaneda, el verano levanta temperaturas cada vez más calientes. Los más inquietos ya no saben bien dónde meterse. En los últimos días, mientras el asesinato de Juan Giglio en el distrito saltaba a la tapa de los diarios nacionales, empezó a hacerse notorio el rumor de un cambio de mando en esa localidad del conurbano. Es que, según esos dichos, el intendente Baldomero “Cacho” Alvarez (PJ) está cada vez más cansado. Después de dos administraciones sucesivas, entre 1989-1995 y 1995-1999, volvió a ganar la intendencia en octubre de 2007. Pero ahora parece que no quiere más. En medio de un año electoral, con la crisis global incandescente y las internas que capean furiosas dentro del PJ, Alvarez negocia un medio pase a retiro. Quiere ser candidato a senador o diputado e irse del municipio. En el banco de suplentes ya se preparan los recambios, entre ellos Jorge Ferraresi, secretario de Obras y Servicios Públicos.
La experiencia como negociador acumulada por el titular de la UCR, Gerardo Morales, en los momentos más críticos del partido le rindió sus frutos en su vida personal. Acostumbrado a vacacionar en Florianópolis desde hace 18 años, esta vez tuvo un fuerte enfrentamiento con su vecino de playa por la colocación de las sombrillas. Apelando a sus conocimientos adquiridos en la interna radical, llegó a un consenso. Morales colocaba en fila las tres sombrillas que utilizaba con su familia y garantizaba que los niños no crucen hacia el lado del vecino ni le tiren arena. Después de días de guerra, el conflicto quedó saldado. “Pero lo peor fue discutir con la mujer”, concluyó el titular del partido.
El intendente ultra K de Ituzaingó, Alberto Descalzo, no tuvo un buen comienzo de año. En medio de las vacaciones, el jefe comunal del oeste del conurbano tuvo una semana complicada. El lunes 19 un incendio devastó una fábrica de solventes, donde una mujer apareció muerta y los vecinos tuvieron que huir del barrio por temor a las explosiones que se sucedían en cadena. Ese mismo día, los vecinos del barrio Las Naciones volvían a movilizarse para impedir que la empresa Edenor instale en medio del barrio de casa bajas, monoblocks y escuelas, una subestación de media tensión. Los vecinos temen que la planta de energía convierta al barrio, como Ezpeleta, en una zona donde se multiplican los casos de cáncer por las radiaciones que generarían los transformadores. Pero la semana no terminó ahí para Descalzo: una nueva amenaza de bomba –la cuarta en lo que va del año– obligó a desalojar la sede municipal por varias horas. No se encontró ningún artefacto explosivo.
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