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Bajo un halo de inocente neutralidad política, bajo una representación que combina la utilidad práctica de la herramienta con el prestigio ilustrado del libro, el diccionario se ha configurado como una institución universalmente performativa, un mal disimulado catálogo ideológico, el oclusivo repertorio que congela lo que puede y quiere expresarse. Siempre área de disputa, a lo largo de sus más de 25 siglos de historia asumió diferentes formas y el glosario idiomático se extendió a campos específicos. Fue, también, afortunado objeto de diversas experiencias literarias que ensayaron minar o subvertir su carácter: son inolvidables –y ya clásicos– los diccionarios de Flaubert y de Bierce (que, dicho sea de paso, respectivamente, así definieron al diccionario: “Decir de él: está hecho para los ignorantes. Diccionario de rimas: ¿utilizarlo?, ¡vergonzoso!”. “Malévolo dispositivo literario para impedir el desarrollo de una lengua y hacerla rígida e inflexible.”).

En otro registro, pero guiado en última instancia por propósitos no tan diferentes, ahora se publica el Diccionario del pensamiento alternativo. Con esperanza crítica y espíritu emancipatorio, el trabajo dirigido por Hugo Biagini y Arturo Andrés Roig se propone como un recurso político y pedagógico que busca reconocer los lenguajes otros, las palabras y las ideas de la divergencia y la contrahegemonía: “Aquellas líneas intelectuales que, apuntalando la capacidad para la acción comunitaria, cuestionan el statu quo, aspiran a modificar profundamente la realidad y a guiar la conducta hacia un orden más equitativo, soslayando ex profeso los abordajes coercitivos, elitistas, tecnocráticos, racistas, neocoloniales, patrioteros y egocéntricos”, según escribió Biagini en la introducción. Con la dirección de este proyecto, Biagini y Roig continúan y amplían el abordaje que ya habían iniciado en los dos ambiciosos volúmenes de El pensamiento alternativo en Argentina –también publicados por Biblos–.

Este Diccionario... reúne y desarrolla conceptos como anticapitalismo, descolonización, biodrama, biotecnología, cacerolazos, feminismo, contracultura, teoría crítica, cartoneros, neoindigenismo, democracia participativa, rock nacional, entre muchos otros. Preparadas por más de doscientos colaboradores, académicos, intelectuales y periodistas –en su mayoría latinoamericanos pero también europeos, norteamericanos y asiáticos–, las definiciones conforman desde sintéticos y minuciosos artículos que resumen el estado de la cuestión tratada hasta auténticos microensayos de interpretación.

Todo el volumen es recorrido por un de-safío que proviene del título mismo de la propuesta y consiste en la dificultad para establecer lo alternativo, aquello que –se podría decir– por definición es lo que aún no fue establecido, su fugitiva condición. La tensión subyacente se delinea entre la cristalización que impone el formato del diccionario –monumento a lo establecido– y la aspiración del proyecto, su batalla por transformar un dispositivo de clausura en un dispositivo libertario.