El ex espía Iván Velázquez, involucrado en un caso de espionaje ilegal y hackeo de e-mail a funcionarios del Gobierno y dirigentes políticos, fue encarcelado y procesado ayer por la Justicia de Uruguay. Según dio a conocer una jueza de ese país, se le imputa el delito de “conocimiento fraudulento de documentos secretos”. Esta vez habría robado un archivo digital con datos sobre las armas de 60 policías de la Jefatura de Montevideo. Una base de datos que él mismo había creado.

Velázquez es un ex personal civil de Inteligencia del Ejército y, hasta fines de abril del año pasado, trabajó como personal de la Policía de Seguridad Aeronáutica. Aunque nunca tuvo un legajo de la SIDE, hizo varios trabajos para el servicio de inteligencia. La PSA lo despidió cuando saltó el escándalo de su eventual vinculación con el espionaje de correos electrónicos de políticos, funcionarios del Gobierno de Cristina Kirchner, periodistas y artistas. Para entonces, Velázquez intentaba hackear una cuenta del ministro de la Corte Suprema de Justicia Ricardo Lorenzetti, pero la compañía telefónica lo detectó y ya no pudo.

En ese momento, huyó a Uruguay adonde pidió refugio político y envió una carta a los medios de comunicación diciendo que no era culpable de nada, sino que había sido víctima de las internas de la SIDE. En Uruguay, no sólo no le dieron la condición de refugiado. La jueza Graciela Gatti lo procesó en diciembre por un intento de coima a un funcionario de Migraciones con el que tramitaba su residencia, por haber accedido a información de ese área para el tráfico de visas y empezó a investigarlo por el robo de e-mail a funcionarios uruguayos.

Ahora, Velázquez volvió a caer en las redes de la Justicia por un delito de esa misma época. Se trata del robo de un archivo con el que se topó la Justicia durante los procedimientos de diciembre. Según consignó ayer la prensa uruguaya, Velázquez admitió haber creado un sistema informático para que la policía pudiera llevar un registro de armas y donó el equipo con el programa cuando tramitaba una tenencia de armas. Aunque ya tenía un procesamiento, la Oficina de Contralor de Armas de la Jefatura Uruguaya lo aceptó. El problema apareció días más tarde cuando el equipo regalado registró un error en el sistema y la policía llamó al espía para repararlo. En esa situación, Velázquez se quedó con una copia de los archivos. Son datos de armas, nombres y documentos de identidad, que ahora le costaron la prisión preventiva.