Jue 24.10.2002

EL PAíS  › BOSSERT EXPLICO LAS CAUSAS DE SU RENUNCIA A LA CORTE

“Un imperativo de conciencia”

Mientras el Gobierno busca el candidato para reemplazarlo en la Corte Suprema, Gustavo Bossert salió ayer a hablar públicamente de su renuncia. Como mensaje hacia el Congreso, llamó a “extremar la prudencia al evaluar conductas y tocar honores”. “Yo no renuncié para servir a otras situaciones sino por un imperativo de conciencia”, dijo el juez saliente.
Su precipitada renuncia, luego del archivo de las acusaciones del juicio político, llamó la atención porque históricamente fue uno de los menos cuestionados e incluso 70 por ciento de los diputados votó en contra de su enjuiciamiento.
“Como dije en mi renuncia, me fui por hartazgo espiritual. Por los dolores que mi mujer, mis dos hijos y yo sufrimos. Primero por recibir cargos allá por el mes de marzo, y por la larga espera”, dijo Bossert ayer al ser entrevistado en el programa televisivo “A dos voces”. Si alguno de sus colegas debe seguir su mismo camino “dependerá del pensamiento de cada uno”, señaló. “Yo simplemente respondía a este imperativo interior. Igual no oculto que cuando me enteré a las tres de la mañana el resultado (de la votación en el juicio político) sentí un gran alivio que fue como una momentánea compensación”, recordó.
Bossert se mostró cauto al momento de hablar sobre el desempeño de los diputados, sobre todo de la Comisión de Juicio político. “No quiero hacer agravios ni revolver. El pasado es el pasado. Sí puedo decir que se me hicieron cargos en los que advertí, junto con los abogados Alejandro Carrió, Daniel Sabsay y Hernán Gulco, gruesos errores jurídicos. Lo que nos llamó la atención fue que las razones jurídicas que pusimos en el descargo no parecieron haber sido tenidas en cuenta”, sostuvo. Y después “vino la espera”, “la Argentina estuvo nueve meses esperando”, dijo.
En relación con sus críticas al Congreso, dijo que no estaban particularmente dirigidas a Elisa Carrió (ARI) y que al reclamar más seriedad se refería también a otros órganos, como el Consejo de la Magistratura que también evalúa a los jueces. Entre los cargos en su contra, dijo que le sorprendió particularmente el referido a la investigación sobre el atentado a la Embajada de Israel. “Sería aburrido que contara todo lo que hice para desarticular la idea de que habían sido grupos judíos opositores a Rabin los que pusieron la bomba”, afirmó. Y dijo que en su momento comparó esa teoría con “los genocidas del Proceso”. Por último, mostró preocupación por el descrédito de la Corte y acotó, siempre cuidadoso: “veremos qué actos pueden modificar esa apreciación”. Algunos miembros del gabinete nacional ayer comentaban que “encontrar al nuevo juez y que no lo boche el Senado parece más complicado de lo que creíamos”. Pero el presidente Eduardo Duhalde está empecinado en dejar a alguna figura propia. Al parecer, el ministro de Justicia, Juan José Alvarez, está tratando de convencerlo de que debe apostar a una figura del ámbito jurídico que no tenga vinculaciones con la política. En ese sentido, en la danza de nombres –que incluye nombres más politizados como el de Alberto García Lema, León Arslanian y Rubén Citara, entre otros– empieza a cobrar más fuerza, el de una mujer, la jueza del Superior Tribunal de Mendoza Aída Kamelmajer de Carlucci.

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