Juan Carlos Beica arremete una y otra vez contra lo que considera “la bestia negra fascista del sionismo”. Con el mismo estilo con el que su pequeño partido, Convergencia Socialista, apoyó a los “chacareros” en el conflicto rural, Beica se defiende de quienes lo acusan de antisemitismo por las manifestaciones realizadas el lunes pasado en una marcha, donde militantes de su agrupación enarbolaron una bandera que igualaba la estrella de David con la cruz esvástica nazi.

Al ofrecer ayer una conferencia de prensa en el Hotel Bauen, se refirió a lo que estima es “una persecución” a su persona: dijo que la Embajada de Israel y el Gobierno quieren mostrarlos “ante los medios”, a él y a su partido, “como antisemitas y antijudíos”. Luego, el dirigente habló con Página/12 y se mostró indiferente ante la denuncia que el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi) presentó en su contra (ver aparte).

–¿Cuál es su planteo con respecto al conflicto en Medio Oriente?

–Pensamos que hay que destruir el Estado de Israel, al conjunto del sistema institucional que sostiene a esta maquinaria fascista, para construir un Estado verdaderamente democrático, laico, no racista, que permita la coexistencia justa de judíos y palestinos. Es realizable si pelean los palestinos junto a los sectores realmente progresistas y de izquierda del pueblo hebreo.

–¿En qué se basa la relación que encuentran entre el nazismo y el sionismo?

–Ponemos una cruz esvástica como igual a la estrella de David porque denunciamos que Israel se apoya en símbolos religiosos para masacrar al heroico pueblo palestino. No atacamos al pueblo y a sus sentimientos religiosos, sino a los que se apropiaron de esos sentimientos para realizar el genocidio palestino. El lunes pasado no fuimos a la AMIA a escrachar a la entidad, al contrario, siempre fuimos respetuosos de los que sufrieron la tragedia del atentado. Fuimos a escrachar al responsable del área latinoamericana de la Cancillería en Israel, invitado por la Organización Sionista Mundial (OSA). Si hubiera sido en una mezquita, íbamos igual.

–¿Cree que el sionismo es reaccionario de raíz?

–Israel nació ocupando un territorio que no le correspondía, mientras que la cantidad de territorio que se les asignó a los palestinos fue ínfima. Les usurparon sus genui-nas tierras. El sionismo ni siquiera aceptó lo que dictó la ONU: la existencia de dos Estados. A partir de ese momento comienza el suplicio de Gaza y Cisjordania, dos cárceles abiertas.

–¿Para usted nunca hubo sectores de izquierda en Israel? ¿Y la experiencia de los kibutzim?

–La izquierda sionista y las comunas o llamados kibutz fueron un gran engaño, artilugios para ganar a la juventud y así abrir una compuerta por izquierda que garantizara la llegada de las nuevas generaciones.

–El Inadi podría denunciarlos...

–Quieren revertir este proceso mediática y políticamente, acusándonos de nazis a los que estamos en la vanguardia de la lucha. No sotros le exigimos al Gobierno que rompa relaciones, como hicieron Evo y Chávez.

–¿Cómo se explica que en las protestas contra la invasión a Gaza confluyan agrupaciones que caminan por veredas distantes en la política nacional?

–Ocurre que en la izquierda, en este punto, hay un ámbito de sana pluralidad. A D’Elía, por ejemplo, lo reconocemos como un luchador del campo popular y obrero, aunque es verdad que hemos tenido muchas discusiones. La última fue cuando nosotros bancamos a los chacareros.

Informe: Tomás Forster.