Vie 25.10.2002

EL PAíS

Esta vez cara a cara, Piana siguió acusando a Campbell de cómplice

Ante el juez Jorge Ballestero, el principal imputado por la mafia del oro Enrique Piana repitió en el careo con el ex funcionario de la Cancillería Jorge Campbell que éste participó de la maniobra ilegal.

› Por Adriana Meyer

Los careos judiciales suelen tener siempre el mismo resultado: los careados se mantienen en sus dichos y cruzan acusaciones. Ayer, en el despacho del juez federal Jorge Ballestero se vieron las caras dos de los imputados en la causa sobre la mafia del oro, Enrique Piana y Jorge Campbell, que se llamaron “mentiroso” uno a otro. Mientras el ex funcionario trataba de marcar supuestas contradicciones en el relato de su oponente, el arrepentido describía lugares, situaciones y reuniones compartidas. Piana, que tiene esperanzas de recuperar su libertad en breve, ratificó que le pagó a Campbell por sus gestiones para facilitar la maniobra de defraudación a partir de los reintegros a las exportaciones de oro. La defensa del ex funcionario cree que la situación de su cliente, que goza de una falta de mérito, no se modificará y que no llegará a ser enjuiciado en el proceso oral.
“¿Te acordás cuando fuimos a cenar a Lola?”, disparó ayer Piana en un intento de poner en evidencia el grado de involucramiento en la operación del ex secretario de Relaciones Internacionales de la Cancillería durante la gestión de Domingo Cavallo y Carlos Menem en el gobierno nacional. Durante su extensa declaración indagatoria, que se extendió durante un mes, el arrepentido ex empresario había asegurado que “el acuerdo con Campbell y (Marcelo) Avogadro fue por 100 mil dólares por el asesoramiento durante 1993, y un premio de 200 mil si lograban mantener los reintegros durante 1994”, y había precisado que la tarea de ambos “fue técnica desde el ministerio de Economía, mientras que la de (Alberto) Kohan y (Lito) Fernández fue más abstracta, se resumía como ‘paraguas’ político”. Según Piana, Campbell había sugerido aprovechar las “facilidades de las autoridades argentinas” en cuanto a los aspectos legales en materia de exportación y logró modificar en una semana una norma para que los reintegros no fueran sólo para la exportación de medallas sino también de monedas de oro.
Piana organizó esa cena en Lola para analizar con su socio Miguel Seligmann, Marcelo Avogadro, ex funcionario de la Cancillería, y Campbell la carta que el ex secretario de Ingresos Públicos Carlos Tacchi le había enviado al entonces director de la Aduana Gustavo Parino, alertándolo sobre la maniobra. En su libro Confesiones de Oro, el arrepentido recordó que en aquella oportunidad Campbell miró su traje de seda italiana, similar a los que usaba Carlos Menem, y le preguntó “¿por qué usás trajes con lucecitas?”.
“¡Pero no podés haberte olvidado de cuando viniste a mi casa del Boating de San Isidro con tu mujer!”, le recriminó Piana a Campbell en otro tramo de la audiencia. Era la época dorada en la que había cambiado de vivienda, de auto, gastaba hasta medio millón de dólares mensuales y viajaba por el mundo. Pero no todo fue enfrentamiento. Piana aclaró ante el juez que Campbell no tuvo intervención en la maniobra con los reintegros del IVA ni con los realizados con otras exportaciones. La intención era demostrar que no tenía una determinada voluntad de perjudicar al ex funcionario.
Aunque los dos imputados se mantuvieron en sus dichos, tal como ocurre en la mayoría de los careos, en el juzgado evaluaron que la mención de fechas y otros detalles a verificar pueden servir para decidir sobre el destino procesal de Campbell y Avogadro, que la semana pasada fueron indagados nuevamente pero hasta ahora tienen una falta de mérito.
La semana próxima se realizarán nuevos careos, esta vez entre empleados de la ex Casa Piana y Campbell porque el ex funcionario aseguró que no frecuentaba ese lugar. Según su defensor Carlos Daray, la audiencia de ayer fue “intrascendente” y “Piana amplió su circo sin aportar ninguna prueba”. Daray, que también representa a Avogadro, dijo a Página/12 que Campbell sólo les explicó a Piana y a Seligmann “cómo hacer las exportaciones”. Y se mostró optimista sobre el futuro de sus clientes. “No hay nada que indique que estaban en la maniobra, su único pecado es haber sido amigos de Seligmann”, opinó irónico el letrado. El juez Ballestero procesó a Piana con prisión preventiva como jefe de la asociación ilícita que concretó la millonaria defraudación al Estado. Sus defensores Julio Virgolini y Marcelo Silvestroni esperan que la Cámara Federal considere los cinco años que Piana estuvo privado de su libertad en los Estados Unidos. En tal caso, estarían cumplidos los dos tercios de la pena que le correspondería en caso de ser condenado y Piana podría volver a recorrer las calles porteñas. El magistrado lo dejó preso porque consideró que los cuatro años que el arrepentido llevó una tobillera electrónica bajo arresto domiciliario deben ser considerados como una libertad vigilada o condicional. En la causa que se instruye en el fuero penal económico también fue procesado pero por contrabando, y sin prisión preventiva.

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