Sábado, 13 de junio de 2009 | Hoy
EL PAíS › EN UN GESTO HACIA LA ARGENTINA, EL GOBIERNO DE CUBA LE OTORGó LA VISA A LA MéDICA, QUIEN MAñANA LLEGARá AL PAíS
La noticia fue revelada por la presidenta Cristina Kirchner. Dijo que el gesto de Raúl Castro merecía “un reconocimiento especial”. La neurocirujana llegará mañana a las 6 a Ezeiza. Aseguró que volverá a la isla.
Por Fernando Cibeira
Luego de años de tironeos y de gestiones diplomáticas más o menos felices, el gobierno de Cuba le otorgó la visa a la médica Hilda Molina para que pueda viajar a la Argentina a visitar a su familia. Con sus papeles en regla, Molina se subirá esta tarde a un vuelo de Copa Airlines en La Habana y aterrizará mañana a las 6 en Ezeiza. Tiene planeado ir derecho a ver a su madre, Hilda Torejón, de 90 años, quien se encuentra internada. La neurocirujana dijo sentir una “mezcla de alegría y tristeza”: por un lado, por la decisión del gobierno de Raúl Castro y, por el otro, porque el motivo del viaje sea el agravamiento de la salud de su madre. Aclaró que lo suyo será sólo una visita y que desea volver a Cuba “lo más pronto posible”. La presidenta Cristina Kirchner puso de relieve el paso dado por la isla. “El gobierno cubano merece un reconocimiento especial, su presidente Raúl Castro y también de su ex presidente, el comandante Fidel Castro: es un gesto que valoramos”, subrayó.
De manera inusual, fue la propia Presidenta quien se encargó de dar a conocer la noticia. A la mañana la comunicaron por teléfono con la sala de periodistas de la Casa Rosada y puso al tanto a los cronistas acreditados. “Quiero comunicarles esta muy buena noticia”, arrancó Cristina Kirchner. “La doctora Molina se encuentra en la embajada de Argentina en Cuba, cumpliendo los trámites de visa con su pasaporte en mano y con la autorización correspondiente para salir de Cuba con destino a Argentina”, completó.
Unas cuantas horas después, la Presidenta fue en persona a la sala para dar detalles: confirmó el horario de llegada de Molina, reveló que esta tarde recibirá en Olivos a Roberto Quiñones y Verónica Scarpatti –hijo y nuera de la neurocirujana– y se mostró dispuesta también a reunirse con la visitante “si la doctora así lo quiere” a su vuelta de Ginebra, donde viajará hoy para participar de la Asamblea de la OIT. Cristina Kirchner insistió en que el visado “es un gesto que valoramos, yo como Presidenta y seguramente todos los argentinos”.
Tanta relevancia tiene que ver con que la Presidenta había tomado el caso Molina casi como una cuestión personal. El conflicto significó una piedra en el desarrollo de la relación bilateral durante el kirchnerismo a partir de un primer paso en falso. En diciembre de 2004, la médica y su madre fueron a la embajada argentina en La Habana para pedir asilo político, con el objetivo de viajar a Buenos Aires. Quiñones, también médico, se casó con la argentina Scarpatti y tuvo en Argentina dos hijos que Molina y su madre ansiaban conocer. Pero el gobierno cubano se negó a aceptar las condiciones de las mujeres, la intentona se frustró y el vínculo bilateral quedó marcado. La jugada, se supo, había sido alentada desde la Cancillería y le costó el puesto al entonces embajador argentino en La Habana, Raúl Taleb, y al jefe de asesores del canciller Rafael Bielsa, Eduardo Valdés.
El gobierno argentino planteó siempre el caso en términos humanitarios, pero para la isla tenía sus bemoles: Molina fue dirigente del Partido Comunista, diputada de la Asamblea Legislativa y fundadora del prestigioso Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren). Pero en 1994 se peleó con Fidel Castro –aparentemente en desacuerdo por la dirección que se le quería dar a la clínica– y renunció a todos sus cargos, por lo que entró en la categoría de disidente.
Costó lo suyo remontar ese tropiezo inicial. Hubo dos cartas de Néstor Kirchner a Fidel Castro pidiendo que dejara viajar a las mujeres. A la primera, a fines de 2004, Fidel respondió ofreciéndoles a Quiñones y a sus hijos que fueran ellos a la isla. No fue aceptado. La segunda, entregada por el canciller Jorge Taiana a su par cubano Felipe Pérez Roque, en julio de 2006, nunca fue contestada.
A partir de allí, el gobierno argentino adoptó otra estrategia que, ahora se ve, resultó más productiva. “Un trabajo paciente y constante”, definió ayer el subsecretario de Política Latinoamericana, Agustín Colombo Sierra. La nueva estrategia, de bajo perfil, evitó las declaraciones públicas y presentar la cuestión como una presión a la isla.
El primer resultado favorable se vio en mayo del año pasado, cuando Cuba le concedió el pasaporte a Hilda Torejón y le permitió viajar a Buenos Aires para conocer a sus bisnietos.
En enero de este año, la Presidenta realizó la postergada visita a La Habana, algo que Néstor Kirchner nunca había concretado justamente por el contratiempo que significaba el caso Molina. En Cuba, Cristina Kirchner se reunió durante una hora y media con Raúl Castro y el tema se trató. Pero, en pos de respetar la estrategia silenciosa, nada se dijo al respecto, lo que le valió críticas de la oposición. Ayer, en el gobierno argentino disfrutaban el resultado obtenido como una revancha.
En la Cancillería también recordaban las movidas argentinas a favor del levantamiento de las sanciones contra Cuba en la Cumbre de las Américas y en la OEA. Y ponderaban que la familia de Molina también adoptara un perfil más discreto en su reclamo.
Ayer, hubo reacciones positivas en cadena. De recorrida de campaña. Néstor Kirchner dijo sentirse “contento como ciudadano argentino que se reencuentre una familia”. Al igual que la Presidenta, se preocupó en destacar “la muy buena actitud del gobierno cubano”.
El jefe de diputados del PRO, Federico Pinedo, elogió a Cristina Kirchner “por el éxito de varios años de gestiones” y la reconoció como “una de las personas que más trabajó” en el tema. Menos enfática, la candidata a diputada del Acuerdo Cívico, Margarita Stolbizer, reconoció que las gestiones del gobierno argentino “deben haber influido” en la decisión cubana y que era “necesario que la familia se reúna”.
“Gracias a Dios el gobierno cubano accedió a que pudiera acompañar a mi madre en este momento, Dios sabe por qué hace las cosas”, dijo la médica cubana Hilda Molina después de enterarse de que tenía la autorización para viajar a Buenos Aires. “Es una mezcla de alegría y tristeza, es una alegría llorosa”, agregó en referencia al estado de salud de su madre, Hilda Morejón, que viajó desde Cuba el año pasado. Explicó que la mujer padece de “insuficiencia cardíaca” y estuvo “clamando” por ella en los últimos días. “Espero llegar a tiempo”, afirmó. La médica aseguró que “definitivamente no” se quedará a vivir en la Argentina, donde viven su hijo y sus nietos, y relató que hasta ayer por la tarde estuvo haciendo “gestiones” ante el gobierno cubano para poder lograr el permiso de viaje. Contó que luego de darle la visa le dijeron que podía volver a Cuba cuando lo deseara, incluso con su madre. “Me dejaron las puertas del país abiertas, tal como yo quería y quiero volver a mi patria lo antes posible.” Sin embargo, no pudo poner fecha a su regreso. “Mientras mi madre me necesite, no la voy a dejar”, afirmó.
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