EL PAíS
› LA MARCHA DE LA ESPERANZA SE ORGANIZO Y SE LEVANTO EN UN DIA
La contramarcha de la esperanza
El PJ bonaerense consiguió el aval del Presidente. Durante todo el día anunció la movilización. Duhalde la desmontó a la noche.
No se hace. Al cierre de esta edición, el vocero presidencial, Eduardo Amadeo, comunicó oficialmente el levantamiento de la “Marcha de la Esperanza” que había organizado el peronismo bonaerense para apoyar al presidente Eduardo Duhalde. “Cerca de las ocho de la noche hubo una reunión en la que la Iglesia y algunos empresarios que participaron del diálogo social nos expresaron con preocupación que la gente y la prensa estaban viendo esto como un enfrentamiento social y el Presidente entendió que lo más importante era preservar la unidad nacional”, dijo a Página/12 Amadeo. Los más entusiastas impulsores de la marcha calculaban que iban a juntar cien mil militantes en la plaza. Otra vez será. Por ahora, el plan de hoy para el Presidente es dirigir un mensaje al país en el que anunciará los lineamientos generales del Plan económico (ver página 3).
A las cinco de la tarde, la senadora Mabel Müller era una de las más enfáticas defensoras de la “Plaza del Sí”, que ella prefería denominar “La Plaza de la Esperanza”. “Queremos decirle a Duhalde que no afloje. Pero que no se ofendan los caceroleros, sus reclamos son nuestros reclamos”, había dicho a este diario al reivindicar la concentración que haría hoy el peronismo de la provincia de Buenos Aires frente a la Casa Rosada.
La movilización venía demasiado cuestionada. El líder piquetero Luis D’Elía le había advertido a Duhalde en la reunión que mantuvo con él que la marcha sería una “provocación” y en el entorno del Presidente no todos estaban convencidos de los beneficios de la movida.
Los funcionarios “técnicos” del Ministerio de Economía opinaban en privado que la postal de una plaza llena de militantes encuadrados por los dirigentes provinciales daría una mala imagen ante los organismos de crédito internacionales. Y otros funcionarios sencillamente consideraban que una movilización partidiaria de defensa al Presidente en un momento donde imperan las protestas y el discurso antipolítica era un esfuerzo innecesario y contraproducente. El debate entre estos críticos y sus compañeros que porfiaban en que el PJ no debía dejarse “ganar la calle” pareció zanjarse cuando Duhalde le hizo la venia a la manifestación. Eso fue bien entrada la tarde.
Pero, luego, llegaron a oídos del Presidente más y más voces que le desaconsejaban la realización de la Plaza del Sí. La Iglesia y algunos empresarios que participaron del Diálogo Argentino se sumaron al coro de quienes habían presentado sus reparos, como el legislador porteño justicialista Eduardo Valdés, quien expresó en un comunicado que “no es momento de medir fuerzas, sino de sumar fuerzas, puesto que los que se movilizarán mañana (por hoy) sufren los mismos problemas que sufren todos los argentinos”.
La contraorden de Duhalde se hizo pública a las diez de la noche: no habría marcha.
“Sabemos que vamos a pagar un alto costo político por haber suspendido esto. Pero mayor hubiese sido el costo de seguir adelante sin estar convencidos”, dijo un funcionario del gobierno que desde el principio defendió la movilización. La agenda cambió, y en vez de hablar para sus simpatizantes desde el balcón de la Casa Rosada, el Presidente hablará hoy a todo el país. Los temas: la reforma política que podría impulsar por decreto y la necesidad de que los argentinos comprendan la importancia de conseguir la “unidad nacional” en este momento de crisis. Mañana, desde su programa de Radio Nacional, Duhalde hará el anuncio del nuevo paquete económico.
Hasta último momento, Müller hizo todo lo que estaba a su alcance para tratar de organizar la movilización lo mejor posible. Habló con todos los medios que la entrevistaron y se reunió con el secretario de Seguridad, Juan José Alvarez, para tratar de la garantizar que la protesta transcurriera en paz. Enterada de lo que había dicho D’Elía sobre la convocatoria, la senadora respondía: “Habría que preguntarle a D’Elía porqué ellos sí sacan a la gente a la calle”. Tal vez sea porque la sociedad no cuestiona ese tipo de movilización.
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